Repsol presentó este jueves los resultados de 2010 con un especial protagonismo del resultado de explotación, que aumentó con respecto a 2009 un 66,6% hasta los 1.473 millones de euros, lo que ayuda a absorber el problema financiero que tienen todas las compañías españolas con creces.
El principal factor de ese crecimiento debe buscarse en su actividad de extracción (Upstream), cuyo resultado de explotación crece un 426%, sin que sean despreciables los del resto de actividades, y supone él solo el 76% del crecimiento del resultado de explotación del grupo. La compañía explica este crecimiento por el incremento del volumen de extracción y la subida del precio del petróleo y del gas.
Repsol está poco apalancada, aunque el endeudamiento le haya crecido un 13,5% bien por la necesidad de financiar las nuevas actividades, bien porque dichas nuevas actividades estuvieran antes de incorporarse al grupo muy financiadas y Repsol (como es lógico) asume su deuda.
Al igual que explicamos en el caso de Gas Natural Fenosa, Repsol también paga la desconfianza de los mercados, acentuada por la mala imagen de la marca España. La petrolera sufre los problemas del encarecimiento del coste de la financiación y los gastos financieros netos le suben en un 115,4%.
Mariano Tomás
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