Se veía venir. Kodak, en pérdidas desde 2007 tras el advenimiento de la fotografía digital, se ha declarado en quiebra.
La empresa ha anunciado mediante un comunicado su página web su decisión de acogerse a la supervisión de un tribunal acogiéndose al capítulo once de la legislación por bancarrota. "El consejo de administración y toda la alta dirección cree de forma unánime que este es un paso necesario y correcto para el futuro de Kodak", ha manifestado el Chief Executive Office (Ceo) de la compañía, Antonio M. Pérez.
La compañía, con 131 años de historia a sus espaldas, ha anunciado que tiene garantizada una línea de financiación de 740 millones de euros de Citigroup que consiguió la semana pasada y que no vencerá hasta dentro de año y medio.
Gracias a ella Kodak intentará reforzar la liquidez en Estados Unidos y en el exterior, rentabilizar la propiedad intelectual no estratégica, resolver la situación de los pasivos y concentrarse en los negocios con mayores posibilidades. Las subsidiarias no estadounidenses no están afectadas por la quiebra.
Actualmente la compañía sólo tiene unos siete mil empleados. En sus mejores tiempos llegó a tener 60.000. Ya casi nadie hace fotos en papel. La posible desaparición de Kodak podría tener consecuencias para los fabricantes de máquinas analógicas que aún los hay y los amantes y nostálgicos de la fotografía analógica.
En los últimos años la compañía ha intentado sin éxito concentrar sus inversiones en el área digital y en el material de alta tecnología, de donde ha obtenido el 75% de sus magros ingresos en el 2011.
Andrés Velázquez
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