El mundo editorial desprecia a Mariano Rajoy, pero Lara, Castellanos y Vocento se disputan el público de derechas, mientras Polanco no tiene otro adversario que la TV y la radio públicas.

Si la oferta pública de venta que su sobrina Ana Patricia Botín ha impuesto en sus manos funciona, el actual presidente de Recoletos, Jaime Castellanos, seguirá adelante con su plan, que no ha hecho más que empezar. Castellanos pretende vender activos no rentables -tiene unos cuantos-, reducir costes y quedarse con la almendra del grup el económico Expansión y el deportivo Marca. Es decir, que Castellanos dejaría de trabajar para Pearson y se enchufaría a Rizzoli-Il Corriere della Sera. En otras palabras, cambiaría a Pearson por la FIAT.

Castellanos siempre ha mantenido espléndidas relaciones con Pedro J. Ramírez, y considera que un diario de información general como El Mundo, el líder de la información económica (Expansión) y el líder deportivo (Marca) conforma un equipo que se atreve con todo. De ahí, al multimedia, porque en radio y televisión no poseen las licencias necesarias.

Y todo ello antes de que venzan los 18 meses de plazo que se ha dado Marjorie Scardino, de Pearson-Financial Times, para ejercer un derecho de tanteo y retracto ante cualquier oferta.

Naturalmente, las actividades de Castellanos preocupan a los otros dos candidatos para hacerse con el público de derechas: Los vascos de Vocento, socios minoritarios de Berlusconi en Tele 5 pero dueños de Punto Radio (por ahora un fracaso como nueva cadena de emisoras) y del grupo de prensa regional más importante del país, y José Manuel Lara, con Antena 3 TV, Onda Cero y La Razón.

Lo curioso es que ninguno de los tres grupos considera que su apuesta por el público conservador sea una apuesta por Mariano Rajoy. Todos ellos coinciden en que el Gobierno Zapatero es un desastre, y que el futuro se presenta negro, pero también creen que Mariano Rajoy ha tocado techo y que, como se dice en los cenáculos socialistas, a Rajoy se le ha puesto cara de Almunia. Es decir, que nunca llegará La Moncloa y que hay Zapatero para rato.

Mientras, en la izquierda, Jesús Polanco no tiene competidor. Su alianza con Telefónica marcha viento en popa, aunque todavía no ha conseguido su gran sueño de una televisión en abierto, por lo que continúa potenciando su red privada de televisión, Localia, y preparando su difícil sucesión. No cederá los trastos hasta que no disponga de una televisión influyente y haya aclarado su posición en Hispanoamérica. Eso sí, por el momento, su único competidor es el sector público, y en concreto el Ente RTVE. Pero no es mucho competidor. Radio Nacional de España (RNE) está estancada y la televisión pública pierde liderazgo y puntos en sus informativos, para mayor gloria de los dos canales privados, dirigidos ambos por dos italianos: Paolo Vasile y Maurizio Carlotti, ambos lejos del alcance gubernamental.