Inspirado por los trágicos acontecimientos del 11-S, el director japonés Hirokazu Kore-Eda realiza un estudio alrededor de la inutilidad de la venganza y del odio. Una tesis interesante puesto que lo plasma a través de la historia de un samurai cuyo honor lleva aparejado el vengar a su padre.
Ambientada en el año 1702, el personaje principal es un joven samurai, llamado Auki Sozaemon, que llega a los arrabales de Edo (la actual Tokio) para buscar al asesino de su padre. Pero Auki es un samurai bastante especial porque, además de ser un desastre con la espada y reticente a la venganza, su verdadera vocación es la enseñanza. En Edo, Auki establece múltiples relaciones humanas y a cuestionarse el sentido de su existencia…
Hana es una película con un argumento y una tesis apasionante, más aún si valoramos que ha sido realizada por un director japonés que, de alguna forma, con este film cuestiona las tradiciones más ancestrales de su país. El problema de Hana radica en que la trama principal (la del samurai diferente) se narra en paralelo con la famosa historia de Akou –Roshi, una leyenda omnipresente en toda la cultura nipona que habla de la venganza de "47 sirvientes leales". De tal forma que el espectador occidental se siente desbordado ante tal magnitud de hechos, personajes, peleas etc… Vamos, que se hace un lío tremendo a menos que lleve un manual de instrucciones… sobre cultura japonesa.
Para: Los que les guste el cine de samurais y las vueltas de tuerca del género…