En teoría se han tomado un descanso navideño pero en la práctica no ha sido así. Eso sí, se ha avanzado poco en la fusión entre A3 TV y La Sexta por la cuestión Mediapro, la productora de Jaume Roures, el editor producto favorito de Rodríguez Zapatero y José Montilla. El asunto es muy sencillo: Mediapro es una burbuja de compra de derechos de retrasmisiones que ya tiene compromisos de pago (genial eufemismo para evitar el vulgar concepto de deuda) que rondan los 2.500 millones de euros. Derechos de retrasmisión televisiva de partidos de fútbol pero también de tenis, Fórmula 1, espacios dramáticos, canales temáticos, etc.
Y eso es mucha deuda, perdón, compromisos de pago, por lo que Roures aspira a que esos derechos se evalúen dentro de los activos de fusión. En otras palabras, diluir su riesgo actual, compartirlo con la novia.
José Manuel Lara le responde que verdes las han segado y que lo que él pretende es una fusión entre dos canales de TV, La Sexta y Antena 3 TV y que, si algunas de las ocho programaciones de que dispondrá la fusionada en un primer momento, quieren comprarle derechos a uno de los accionistas minoritarios, llamado Mediapro, lo hará con mucho gusto y a precio de mercado. Y si no, pues no lo hará.
No nos engañemos, todo apunta a que si Mediapro no se garantiza la venta de esos derechos su situación financiera será comparativamente peor que la de PRISA, que ya es decir.
Esta es la cuestión que mantiene detenida la segunda fusión televisiva del oligopolio, tras la anunciada entre Tele 5 y Cuatro, es decir, entre dos almas gemelas como Berlusconi y Juan Luis Cebrián. La ecuación de canje, que ofrece Planeta a La Sexta de José Miguel Contreras (y de Roures) es ésta: 80-20, naturalmente a favor de A3 TV con Silvio González como mandamás de la sociedad holding.
Y esta es la cuestión, porque si en las dos fusiones cada canal seguirá funcionando con autonomía, ¿cuál es la sinergia publicitaria? En un mercado libre, ninguna, pero la publicidad no es un mercado libre. Los grandes multimedia extorsionan, perdón, reclaman, a los anunciantes contratos globales, al menos mínimos anuales que, en pocas palabras, expulsan del mercado a los pequeños operadores. Para un anunciante -seamos aún más claros- pactar con PRISA supone tener esperanzas razonables, yo diría que muy razonables, de ser bien tratado por El País, La SER, Cuatro, Digital , CNN y siga usted contando.
Y así sí, claro que se entienden las fusiones, incluso las fusiones contra natura. Pero ya se sabe que vivimos en la noche cerrada de las ideologías. (Algunos piensan que hasta de las ideas: qué cosas).
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com