Sr. Director:

Telus, la segunda mayor compañía telefónica canadiense, acaba de anunciar que cancela el servicio de contenidos pornográficos. Había comenzado en enero a ofrecer fotos y vídeos obscenos para sus usuarios de telefonía móvil. Era la primera empresa que ofrecía este servicio a sus clientes en Estados Unidos y Canadá, aunque ya servía los servicios libinosos a través de Internet, donde tiene varios miles de suscriptores a este tipo de contenidos. No obstante, temía que el servicio provocara reacciones.

Así fue. El lanzamiento provocó numerosas quejas de sus consumidores; algunos cancelaron sus contratos. Incluso se uno inició una demanda judicial y otros anunciaron que se desprendían de sus acciones de Telus.

Telus respondió a las quejas con una campaña de publicidad en la que defendía que estos contenidos están al alcance de cualquier teléfono o PDA con acceso a Internet, que el nuevo servicio era legal y que tenía los sistemas de control pertinentes para impedir que los menores accedieran a esos contenidos. Pero la verdad es que no ha sido posible bloquear el navegador de Internet de los teléfonos móviles, como han solicitado numerosos clientes para sus hijos.

Esfuerzos inútiles. El golpe final vino cuando el arzobispo católico de Vancouver, Raymond Roussin, se sumó a las críticas y reclamó un servicio de telefonía móvil libre de pornografía. Afirmó que se había puesto al habla con parroquias y colegios católicos para que no renovaran sus contratos de acceso inalámbrico a Internet con Telus. También animó a los católicos y al resto de personas preocupadas por la noticia a que se pusieran en contacto con Telus para expresar su malestar. El obispo de Calgary, Fred Henry, hizo otro tanto.

Clemente Ferrer Roselló

clementeferrer@yahoo.es