No seré yo quien atribuya a Nerón la caída del Imperio romano, aunque sí contribuyó eficazmente a prepararla, cosificando al pueblo con su pan y circo y la persecución de los cristianos, y hurtándole toda otra preocupación que no fuese la política del bienestar.
Nuestro Presidente no es responsable de toda la crisis que sufrimos, pero sí de una parte importante, y no tanto la económica con serlo-, como la crisis de valores humanos humanizadores en que sume a los españoles. Con sus dádivas de derechos está cosificando a nuestras jóvenes generaciones, a las que no preocupa otra cosa aparte de buscar empleo ¡que ya!- que la versión actual del pan y circo.
El hastío de la sociedad romana propició la invasión de los bárbaros del norte. Nuestra sociedad va camino de vaciarse por dentro. El hombre tiene ansia de eternidad, y si vuelve la espalda a esta realidad, o le es impedida por el poder público, será presa fácil de culturas que sí tienen sus valores trascendentes.
Con profundo respeto hacia otras creencias, declaro mi profunda convicción de que la mía, el cristianismo, es la Verdad. Los españoles -y todo el occidente cristiano- precisamos llenar nuestras vidas de los valores eternos del Evangelio, como dijo Juan Pablo II en Santiago el año 1982: desde Santiago, te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: Vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces.
Amparo Tos Boix