• No hay acuerdo en el volumen del impuesto. Ergo, todos los cálculos hasta ahora planteados, no sirven.
  • Por tanto, no se sabe cuánto recaudará ni a qué transacciones financieras afectará.
  • Y lo más importante: qué tratamiento se dará a los productos más especulativos como los derivados.
  • El único acuerdo: entrará en vigor el 1 de enero de 2016, previa elaboración de una directiva: ¿nos podemos fiar de que se cumpla, al menos la fecha

Acuerdo político 'prudente' sobre la Tasa Tobin. Así ha definido el ministro de Economía, Luis de Guindos (en la imagen), lo pactado en la mañana de este martes por los ministros de Economía de la Unión Europea. Bueno, para ser exactos, el impuesto sobre Transacciones financieras, o Tasa James Tobin, sólo ha sido acordado por 10 países, con la feroz oposición de Reino Unido, la City financiera más importante del continente.

Pues bien, lo cierto y verdad es que la reunión ha sido un auténtico fracaso. En primer lugar, se retrasa su aplicación entre los países que están dispuestos a ponerla en marcha. Temen que huyan los capitales hacia plazas más especulativas. Lo retrasan hasta 2016, previa directiva en 2015. Y eso que estamos en mayo de 2014.

Tampoco se ponen de acuerdo sobre qué productos deben gravarse y cuánto. Hasta ahora, se hablaba de compra-venta de acciones y de derivados, mucho más especulativos éstos que aquéllas, y anualmente, los porcentajes que se habían barajado eran de 0,1% para las acciones y 0,01 para los derivados. Además, hay otros productos que pueden y deben gravarse.

Por tanto, retraso y dilución de la tasa Tobin, disfrazado bajo una mal entendida prudencia. Ya saben, lo prudente no es lo cobarde.

Por cierto, también ha recordado el ministro español que incluso Reino Unido -capital mundial de la especulación, junto a EEUU-, que lidera la oposición a esta iniciativa, tiene una tasa sobre las transacciones financieras.

Andrés Velázquez

andres@hispanidad.com