El presidente aprovecha la euforia por la victoria futbolera de España ante Italia para anunciar ‘medidas de austeridad': un recorte del 30% en la contratación de empleo público que frenará la ejecución de obra pública. La misma política seguida por Boyer, Solchaga, Solbes y ahora de nuevo, otra vez por Solbes. Ni es liberal (no se rebajan impuestos) ni es socialdemócrata (no incrementa la inversión pública). Eso sí, fastidia al ciudadano, que tendrá que apretarse el cinturón, y el paro se disparará
Casualidad de casualidades, el presidente Zapatero presenta su informe sobre la situación económica al día siguiente de que España ganase a Italia y pasara a semifinales. Un crack de la opinión pública y de la manipulación. No lo dice él, pero lo dice ‘su' radio pública: No sólo ganamos a Italia en fútbol, sino en economía. Y es que -según Eurostat- mientras que España se encuentra en el 107 de PIB deY así se presenta ZP en plan campeón para vender optimismo. Moderado, porque reconoce que la situación es "difícil" incluso que creceremos por debajo del 2% en el 2008. Una rebaja sustancial respecto al 3,3% ‘vendido' al comienzo. Luego tuvo que recortarse al 3,1%, al "entorno del 3%, al 2,3%", al "entorno del 2%" y ahora, por debajo del 2%. ¿No sabía nada o nos estaba estafando? Ninguna de las respuestas es satisfactoria.
No obstante, ZP trata de ‘vender' que en la segunda mitad del 2009 llegará el "crecimiento vigoroso". O dicho de otra manera: el crecimiento será "débil" en el corto plazo, pero no será un estancamiento duradero. Es decir, la misma doctrina del ‘niño de Botín': con fiebre, pero pasajera.
¿Por qué? ¿En qué basa su confianza? Por supuesto, no lo ha explicado. Tan sólo anunciado un "plan de austeridad" que no congelará las subidas salariales de los funcionarios ni las prestaciones por desempleo, pero sí congelará el sueldo de los altos cargos y recortará en un 30% la contratación de empleo público. Eso sí, quedan excluidos policías, guardias civiles, jueces e inspectores de Trabajo. ¿A quién afecta entonces?
De ser verdad, la propuesta de ‘austeridad' de Zapatero significará necesariamente una paralización de la obra pública vía congelación de las ejecuciones. Y al final, se siguen aplicando las ‘píldoras amargas' de los ‘socioliberales' ministros de Hacienda del PSOE: Boyer, Solchaga, Solbes y de nuevo, otra vez, Solbes.
No se recortan los impuestos, pero tampoco se incrementa el gasto. Es decir, ni son liberales ni socialdemócratas. Y eso a pesar de que las voces keynesianas como el profesor emérito de ESADE, Luis Sebastián, aboga por abandonar el equilibrio presupuestario. Nuestros socialistas son más bien partidarios de mantener el equilibrio macro aunque sea a costa de las economías familiares. Por eso ZP reconoce que "será difícil" recolocar a los nuevos parados durante un tiempo. Llega el momento de apretarse el cinturón, pero siempre por el mismo sitio.
Por lo demás, no hay mucha novedad en el anuncio realizado. Los préstamos ICO se incrementan en 2.500 millones de euros como ya había sido sugerido por el mismo Solbes. Y recordemos: son préstamos, no donaciones. Además, está pendiente de detallar el nuevo plan Prever rebautizado por Sebastián como "plan Vive". Además de eso, ‘cositas', que diría Solbes: rebaja de los aranceles de notarios y registradores y reforma de AENA. Nada de moderación salarial ni de liberalización del mercado de trabajo como exige el Banco de España. O sea, chapuceo fraudulento. Pero hemos ganado a Italia y hemos roto el ‘maleficio' como sostiene SM el Rey. "Villa, Villa, Villa: Villa Maravilla". ¡Que no decaiga la fiesta Iker!
Por lo demás, ha sido, como es habitual en ZP, una estafa mediática. Por ejemplo, elpais.com titulaba así la noticia, en la mañana del lunes: "Zapatero congela su sueldo y recorta la oferta de empleo público", mientras la radio pública comenzaba sus diarios hablados advirtiendo que no sólo habíamos ganado en los penaltis a Italia sino que ya habíamos superado en PIB per capita trasalpino. Luego vino el anuncio de la política de contención del déficit fiscal, es decir, que salvemos las cuentas públicas a costa de un incremento del paro, especialmente en construcción y obra pública.