Cuando se acerca el 29 de noviembre, fecha prevista para las elecciones en Honduras, las posiciones empiezan a clarificarse. Lo más esclarecedor han sido las declaraciones del responsable para América Latina, Arturo Valenzuela. Afirma que el proceso electoral del 29 de noviembre no es hijo del Gobierno de facto sino de las leyes electorales del país Ya era hora. Porque efectivamente, el 29N no nace del capricho del Gobierno Micheletti, sino que el inicio del proceso arranca en la época de Zelaya. Y las primarias producidas en el país hace un año contaron con observadores de la OEA que señalaron que el proceso había sido limpio. Por eso y porque el Congreso y la Corte Suprema es exactamente la misma, no se puede hablar de golpe de Estado. Y menos militar. Más bien hay una sucesión constitucional.
En todo caso, ningún zelayista ha explicado cómo se sale de una crisis como la que vive el país si no es mediante unas elecciones. Por eso Estados Unidos junto a Panamá han reconocido los resultados del 29N. Zelaya se ha quedado con la brocha en la mano. Y Zapatero también. Porque si finalmente la administración Obama reconoce las elecciones. ¿Qué va a hacer España, colocarse en el lado del radicalismo chavista?
Por lo demás, Micheletti señala a Reuters que es poco probable que haya una restitución de Zelaya. Y es que la restitución tiene que ser aprobada por el Congreso. La patata caliente está en el Partido Nacional. Y las encuestas internas señalan -tal y como hemos informado- que si votasen por la restitución caían en 22 puntos. Así que esperamos que la situación se normalice. Por el bien de Honduras, de los hondureños y de la región.
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13/12/24 16:58