Sr. Director:

Se está acabando la campaña electoral y notamos la falta de propuestas claras sobre la necesidad de una legislación que favorezca la familia y sería un buen momento para exigir a los gobernantes el establecimiento de leyes justas, fundadas en la ley natural. Leyes que desgraciadamente han faltado durante la legislatura y que, según como, no se dan condiciones para que cambien.

Cabe recordar que España es uno de los países con más baja natalidad de Europa, un dato muy negativo con graves consecuencias en todas las esferas. De igual forma, podemos decir que las leyes que desdibujan el contorno y la definición de la familia acaban creando desconcierto, inseguridad e inestabilidad en la propia sociedad. Por ello, las leyes que favorecen la desintegración unilateral y sin causa (divorcio express) de la familia la privan de toda eficacia y estabilidad.

Así las cosas, pienso que nadie puede extrañarse de la importancia esencial que la Iglesia concede a todo lo que afecte a la familia, porque no se trata de moralismos, sino de defender la verdadera libertad: la que respeta siempre la dignidad humana. Es un hecho que se debe destacar el que el cristianismo fortalece el matrimonio natural basado en el amor verdadero y en la dignidad de los contrayentes. Así, la fidelidad, lejos de vivirse como una carga, se ve por las personas que se aman como un signo de donación total. Estamos en el momento en el que más poder de decisión tenemos, aunque poco, pero un voto siempre es un voto y más si es responsable.

Jesús D. Mez Madrid

jesusdomingo125@gmail.com