El presidente galo, Roverato, amenaza a sus trabajadores para que no vendan a Sacyr
A dúo, El diario británico Financial Times y el español Expansión, líderes en sus países, abrían el martes con la misma entrevista, la realizada al presidente de la constructora francesa, Jean François Roverato, el mismo que no ha permitido que la constructora española Sacyr –a la que calificó como los naranjeros- ejerza no ya sus derechos de representación en el Consejo de la constructora francesa, sino tan siquiera sus derechos de voto en las Junta de Accionistas.
El diario Expansión ya había realizado un reportaje sobre Eiffage, que no puede ser calificado de publi-reportaje porque figuraba en las páginas de información, pero se ha superado al reproducir la entrevista donde Roverato acusa a los españoles de concertación. Asimismo, en Sacyr se recuerda que el banco Lazard trabaja para Eiffage, precisamente la entidad que presidiera hasta hace bien pocas fechas Jaime Castellanos el hombre que acaba de vender Expansión a RCS.
Con el silencio cómplice de Bruselas, Roverato ha concertado en su defensa a la banca pública francesa CDC; así como a la aseguradora AXA. Al mismo tiempo, se ha conjurado con sus directivos y trabajadores para hacer frente a la OPA lanzada por Sacyr.
A los directivos les ha provisto de un 5% del capital de forma privilegiada, y él mismo se ha adjudicado 23 millones de euros, y aunque manifiesta estar dispuesto a renunciar a dicha privanza, aún no lo ha hecho.
Pero más grave es la tensión a la que somete a los trabajadores, propietarios del 22% del capital. Y es que ese porcentaje está agrupado en una sociedad de inversión, de tal manera que unos pocos gestores controlan los derechos políticos de dicha sociedad mediadora (es más, los derechos de voto de los trabajadores no pudieron ser ejercidos en la Junta, dado que Roverato no cumplió hasta el último día las ordenes del regulador francés AMF, que le obligó a otorgarle a la plantilla los derechos de voto que le correspondían), lo que dificulta aún más la posibilidad de que Sacyr logre controlar la constructora por la que ha lanzado una oferta de compra.
Y todo esto ocurre precisamente con Francia, uno de los países a los que no se ha puesto la menor pega para invertir en España. La última compra sonada ha sido la de AUNA por France Telecom.
Como en el caso Endesa, vuelve a demostrarse que España es un país cainita. Mientras, Bruselas permanece en silencio.