Los ciudadanos de a pie nos hemos quedado atónitos y estupefactos ante las espectaculares cifras de la pensión de jubilación del Sr. Goirigolzarri, consejero delegado del BBVA, ¡tres millones de € anuales!
Al mismo tiempo han salido a la palestra mediática políticos de todo signo, color y condición mostrando su desacuerdo e indignación por tan insolidaria y mareante cantidad.
La postura de nuestros representantes, a mi juicio, no es más que un vergonzante e imprudente ejercicio de cínica hipocresía. Los padres de la patria, que deberían ser los primeros en dar ejemplo, gozan (nunca mejor empleado el término), aparte de otras prevendas y privilegios, de unos sistemas de pensiones dignos de ser comparados con el de los ciudadanos normales. Por ejemplo: para que un trabajador alcance el 100% de la base reguladora le cuesta, por ahora, 35 años, a un diputado o senador sólo con acumular siete años es suficiente.
Volviendo a la pensión del Sr. Goirigolzarri, al fin y a la postre, es dinero de una entidad privada. Las pensiones de nuestros políticos son dinero público; una pequeña gran diferencia.
Manuel Villena Lázaro
manolovillena@hotmail.com