En su reflexión semanal en el programa Claves para un Mundo Mejor, Mons. Aguer instó a los padres a no privar a sus hijos del don de la fe y de Dios en esa decisiva etapa. Y también llamó a ponerles nombres cristianos.
En su reflexión semanal en el programa "Claves para un Mundo Mejor" (por América TV), Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata, ponderó que "en nuestro pueblo se conserva felizmente el sentido del valor del bautismo", que "es algo espontáneo en la mayor parte de la población argentina", aunque lamentó "algunas dificultades".
Entre esas "dificultades" cuestionó el argumento de algunos padres de "que los hijos decidan por su cuenta cuando sean grandes" y lo definió como "muy curioso" pues "les imponen montones de cosas, pero los privan del don de la fe y de la gracia de Dios durante los años decisivos en los que se configura la personalidad".
"¡Aquí hay una verdadera contradicción! Y esto no es sólo un error sino que me atrevo a decir que es también un pecado, una falta de piedad y de amor para con el hijo al cual dedican tantos cuidados y privan del mayor de los dones: lo privan de Dios", señaló.
Al respecto añadió que "esos mismos padres, aparentemente tan respetuosos de la libertad de sus hijos, les imponen toda clase de condicionamientos y determinaciones en otros campos de la educación: eligen para ellos costumbres, gustos, estilos; los hacen simpatizantes de un club de fútbol para que comparta el fanatismo del padre; deciden si debe estudiar alemán o inglés, flauta o patín o dibujo".
Otra dificultad que debe tener respuestas pastorales es evitar que "el bautismo no se solicite simplemente como efecto de una especie de arrastre cultural, sino que sea una convicción cierta de que es un regalo de Dios que implica el compromiso de conciencia de los padres para educar cristianamente a sus hijos".
Mons. Héctor Aguer se refirió además a "otro aspecto secundario" y que "es el de la elección del nombre": "aparece con mayor frecuencia el caso de chicos a los que sus padres ponen nombres no cristianos" y de esa manera "están privando al niño de un patrono celestial y de la posibilidad de celebrar su onomástico".
"Un remedio parcial de este olvido del valor del nombre consiste en que al inscribir al niño para el bautismo, se invite a los padres a que añaden un nombre cristiano, que sea verdaderamente "su nombre de pila", como se decía antes. No figurará en el documento de identidad pero sí en su registro de bautismo y será el nombre por el cual ellos se refieran también a un patrono celestial, la Santísima Virgen en sus muchas advocaciones o uno de los innumerables santos".
El prelado platense recordó que el Sacramento del Bautismo "es la puerta de todos los sacramentos porque en él recibimos el perdón de los pecados, somos engendrados a la vida divina al recibir la Gracia de ser hijos de Dios y, así nos incorporamos a la gran familia de los hijos de Dios que es la Iglesia".
Fuente: Claves para un Mundo Mejor, Suplemento Valores Religiosos de Clarin.
Nota: el código de derecho canónico pide que los padres bauticen a los niños lo antes posible no más de un mes. El bautismo logra la remisión de los pecados: ¿no era sólo el pecado original? No. También borra la maldición inter-generacional que cada pecado trae aparejada hasta la cuarta generación.
¿Cuánto tiempo estamos dispuestos a dejar a los niños encadenados a Satanás? ¿Por qué demorar en darles la libertad de los Hijos de Dios? ¿Por qué dejar que su alma muera de hambre y sed de Dios pudiendo hartarse de Gracia celestial?
IESVS
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