La ministra de Sanidad, Elena Salgado, lo tiene claro. Nada mejor que el preservativo para combatir el Sida. Predicar abstinencia y fidelidad es no entender como está el mundo. Para el tabaco, en cambio, se pide abstinencia. Pero el fumar puede matar. El Sida... ZP repite así los mismos errores que Matilde Fernández. Y así, hasta la derrota final. Vayamos todos juntos y yo el primero a copular mucho y bien. Y que sea lo que Dios quiera.
El discurso progre asegura que para prevenir el Sida lo que hace falta es información y pedagogía para practicar sexo seguro. La experiencia norteamericana y también la española- nos enseña, en cambio, que a mayor información, mayor promiscuidad, mayor tasa de embarazos no deseados, abortos y contagios de ETS, incluido el Sida. Pero, ¿a quién le importa la experiencia cuando se trata de eso?
La entonces secretaria general de Asuntos Sociales, Matilde Fernández, perdió un juicio por información engañosa. Porque, aunque efectivamente el preservativo frena la pandemia, no la elimina y Matilde se había comportado de manera irresponsable. Muchos jóvenes de entonces, hoy adultos, le estarán muy agradecidos.
Pero es que la revista científica Lancet ha reunido a 150 expertos en diversas materias para afrontar el reto de combatir eficazmente el Sida. Y su conclusión científica, no moralista- es que al Sida se le combate primordialmente con abstinencia y fidelidad. Escándalo de la progresía que en el mundo todavía son: arriba las faldas y más dinero para la investigación.
Ocurre, sin embargo, que la conclusión de la prestigiosa revista científica no es ninguna novedad y que ha sido defendida en sucesivas ocasiones por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Instituto Norteamericano de Enfermedades Contagiosas de Atlanta. La novedad es que esta conclusión de Lancet aplicada en Uganda ha dado frutos importantísimos, pasando la población contagiada del 31% de 1989 al 6% en 1995.
La realidad de un método y otro son fácilmente visibles. Pero la progresía prefiere cerrar los ojos. Entre otras cosas, porque el informe de Lancet señala que sería muy bueno que las organizaciones sociales y religiosas colaboraran en crear un ambiente de abstinencia en los jóvenes no preparados para fundar un hogar, y fidelidad en aquellas personas que ya se hubieran comprometido. Y claro, esto para los progres de pacotilla que apelan al cientifismo un día sí y otro también resulta intolerable. ¡Un cura en un informe científico! Error seguro. ¿Conclusión? Preservativo a todo pasto, a ser posible financiado con dinero público. Y eso sí, niña, no sea irresponsable y oblígale a llevar el condón. Así me sentiré mucho más segura. Y si ocurre algo, que la ciencia nos ampare.
Lo malo es que la ciencia no es dios. Y la esperanza de encontrar una vacuna eficaz es remota, según señala Pablo Barreiro, director adjunto del Servicio de Enfermedadese Contagiosas del Hospital Carlos III de Madrid. Según Barrero, existen 20 subtipos de enfermedades en permanente cambio, por lo que resulta muy complejo ofrecer esperanzas en menos de 20 años. Lo mejor que se puede hacer es evitar que haya nuevos afectados, concluye el experto. Eso sí, de momento hemos conseguido evitar que la enfermedad se transmita de padres a hijos.
Desde luego, la manera para evitar nuevos contagios no es promocionar el uso del preservativo, sino la recomendación de Lancet: abstinencia y fidelidad con alguien no contagiado. Pero Salgado prefiere mirar para otro lado y reiterar el error de Matilde Fernández. ¿Qué les explicará a aquellas personas que sean contagiadas a pesar del preservativo? Doña Elena, ejercer el Gobierno obliga al político a actuar con responsabilidad y cierta dosis de ambición. Lo contrario es mera gestión y de la mediocre.
Luis Losada Pescador