El habitual guionista de las películas de Clint Eastwood, Paul Haggis, ganador de un Oscar por su dirección en Crash está detrás de esta historia coral de treintañeros totalmente perdidos.

Cuatro amigos que se conocen desde la guardería entran en crisis cuando llegan a los treinta años. Michael le es infiel a su novia (que está embarazada) con una universitaria que conoce en una boda, Chris tiene bronca tras bronca con su esposa desde que tuvieron un bebé, Izzy no levanta cabeza desde que le dejó Arianna y Kenny es el solterón del grupo y su único objetivo es mantener cuantas más relaciones sexuales mejor.

El último beso es un retrato más o menos aproximado de jóvenes que se sienten insatisfechos cuando las circunstancias de la vida les obligan a madurar. Bien narrada, lo que contemplamos en pantalla deja un regusto amargo. Efectivamente, y como la propia publicidad avisa, es un drama que "revisa… acerca de lo que creemos que queremos de nuestras parejas" a lo que habría que añadir, de nuestra propia cosecha,  que deja  claro que los cuatro amigos no logran ser  felices porque no hacen sino mirarse a su propio ombligo sin querer asumir ningún compromiso.
 
Con un buen ritmo narrativo, la película podría ser más redonda si no abusará constantemente de imágenes de sexo gratuito. De todas formas la historia de amor más bonita del relato es la que protagonizan los padres de una de las chicas. Ello se debe a que el veterano Tom Wilkinson encarna a un hombre maduro que sabe tanto de amor como de perdón.

Un último comentario. Puede que el argumento de El último beso les resulte familiar, no es de extrañar porque es el "remake" americano de la película italiana del mismo título, nominada a 10 Donatellos (los premios de cine italianos) y ganador de cinco de los galardones, incluido el de Mejor Película.

Para: Los que quieran ver un drama bien pensado pero al que le sobran imágenes de sexo.