Consideran un desorden organizativo los 500 cambios de directores de oficina del último año y el exceso de cuadros intermedios vinculados al análisis de riesgo en lugar de labores comerciales Además, consideran incoherente exigir esfuerzos adicionales a la plantilla mientras que el comité de dirección incrementa sus retribuciones un 40%. Concluye que los 6.000 empleados de Caixa Catalunya se sienten estafados moralmente y por lo tanto, muestra su rechazo a la aprobación de la gestión.
Durísimo el documento elaborado por el Sindicat d'Estalvi de Catalunya (SEC) contra la gestión de Caixa Catalunya. Este sindicato catalán del sector de las cajas explica su voto contra la gestión del Consejo de la caja presidida por Narcis Serra. Justifican la reprobación por tres motivos: el desorden organizativo, la incoherencia en la gestión y un estado de ánimo de los 6.000 empleados de la plantilla fuera de control.
El representante del sindicato, José María Porta, considera que los 500 cambios de directores de oficina realizados en el último año son una muestra evidente de falta de organización y de desvinculación de la oficina con el cliente. Justo lo contrario de lo que hay que hacer en momentos de crisis. Además, acusa a la dirección de prescindir de experiencia y de la multiplicación de cuadros intermedios que supuestamente están dedicados a la evaluación del riesgo, desvinculados de las labores comerciales. No ha habido un control del riesgo, sino más bien una multiplicidad de controles y supervisiones que deberían realizarse informáticamente, concluye Porta.
Además, el sindicato de cajeros considera incoherente criticar a la anterior gestión y sin embargo, mantener en el actual comité de dirección al Director de Negocios de la época negra. Y sobre todo, considera incoherente exigir esfuerzos adicionales a la plantilla mientras que la dirección eleva sus retribuciones un 40%. Unos ejecutivos de segunda división no justifican estas prebendas. Y es que en momentos de crisis resulta cuando menos obsceno que la dirección se suba sus retribuciones cuando a la plantilla se le exige esfuerzos de austeridad.
Porta denuncia que a los 6.000 empleados se les están exigiendo horas extras gratuitas, se les amenaza con destitución si no alcanza objetivos, etc. En resumen: presión adicional en momentos de crisis. Comprensible. Lo que pasa es que mientras unos soportan presión, otros disfrutan prebendas. Y eso es menos comprensible. Porta considera que la plantilla vive sentimientos de estafa moral. Hay desmotivación y el run-run de la fusión acecha. Y todos saben que será absorción. O sea, que serán los comprados. En todo caso, deberían estar más tranquilos: La Caixa ya ha dicho a quien le quiera escuchar que no quiere comprar Caixa Catalunya.
Durísimo el documento elaborado por el Sindicat d'Estalvi de Catalunya (SEC) contra la gestión de Caixa Catalunya. Este sindicato catalán del sector de las cajas explica su voto contra la gestión del Consejo de la caja presidida por Narcis Serra. Justifican la reprobación por tres motivos: el desorden organizativo, la incoherencia en la gestión y un estado de ánimo de los 6.000 empleados de la plantilla fuera de control.
El representante del sindicato, José María Porta, considera que los 500 cambios de directores de oficina realizados en el último año son una muestra evidente de falta de organización y de desvinculación de la oficina con el cliente. Justo lo contrario de lo que hay que hacer en momentos de crisis. Además, acusa a la dirección de prescindir de experiencia y de la multiplicación de cuadros intermedios que supuestamente están dedicados a la evaluación del riesgo, desvinculados de las labores comerciales. No ha habido un control del riesgo, sino más bien una multiplicidad de controles y supervisiones que deberían realizarse informáticamente, concluye Porta.
Además, el sindicato de cajeros considera incoherente criticar a la anterior gestión y sin embargo, mantener en el actual comité de dirección al Director de Negocios de la época negra. Y sobre todo, considera incoherente exigir esfuerzos adicionales a la plantilla mientras que la dirección eleva sus retribuciones un 40%. Unos ejecutivos de segunda división no justifican estas prebendas. Y es que en momentos de crisis resulta cuando menos obsceno que la dirección se suba sus retribuciones cuando a la plantilla se le exige esfuerzos de austeridad.
Porta denuncia que a los 6.000 empleados se les están exigiendo horas extras gratuitas, se les amenaza con destitución si no alcanza objetivos, etc. En resumen: presión adicional en momentos de crisis. Comprensible. Lo que pasa es que mientras unos soportan presión, otros disfrutan prebendas. Y eso es menos comprensible. Porta considera que la plantilla vive sentimientos de estafa moral. Hay desmotivación y el run-run de la fusión acecha. Y todos saben que será absorción. O sea, que serán los comprados. En todo caso, deberían estar más tranquilos: La Caixa ya ha dicho a quien le quiera escuchar que no quiere comprar Caixa Catalunya.