Felipe González lidera la revolución de los veteranos, mientras que Zapatero se resiste a disolver las Cortes por la reforma constitucional. Socialistas como Caldera se preguntan por qué Zapatero transige tanto con los nacionalistas. La Presidencia de ZP está más que amenazada.

Son dos generaciones. Pero no sólo eso. Los cuarentones socialistas quieren dar pasaporte a los sesentones. Siete llaves al sepulcro del GAL y sonrisas a todo pasto. Pero Felipe González prepara la cama con empeño. ZP resulta un "aprendiz de brujo" que se puede cargar España. Para colmo, los "suyos", los más fieles como Caldera, se preguntan a cuento de qué Zapatero transige tanto en las demandas de los nacionalistas. El PSOE está abierto en canal y ZP tiene la Presidencia más que amenazada. 

No, no era inocentada la información que publicamos el martes 28. Fuentes cercanas a las Infantas, señalan a este diario que SM el Rey está muy preocupado. Y don Juan Carlos no ocultó esta preocupación en su discurso de Nochebuena. Pero es que, además, comparte preocupación con el ex presidente del Gobierno, Felipe González. Y El País empieza a no acompañar. El editorial pidiéndole a Zapatero que se moje en relación a las reformas constitucionales y estatutarias resulta paradigmático.

Y ZP responde. Desde las páginas de El Mundo, augura un largo periodo de estabilidad territorial. Pero, como siempre, no aclara el método. Por una parte afirma que hay Estados que integran varias naciones o nacionalidades para, inmediatamente, afirmar que no es intención del Gobierno cambiar el término de las CCAA por el de Nación en la reforma constitucional.

Siguiendo con los "brindis al sol", Zapatero afirma que tenemos la gran oportunidad de darnos estabilidad para los próximos 25 o 30 años. Y para ello, una reforma de la Carta Magna acotada: "La inclusión de las 17 comunidades, la reforma del Senado, que es la gran reforma, la igualdad de la mujer en la sucesión a la Corona y, en su caso, la incorporación de la Constitución Europea".

El problema consiste en determinar si las reformas estatutarias encajan o no en la Constitución. Para la presidenta del Tribunal Constitucional, Emilia Casas, no existe dificultad. Pero para Alfonso Guerra, tanto el nuevo Estatut como el Plan Ibarretxe "tienen un mal encaje constitucional". De momento, en ERC ya advierten que un "no" en las Cortes supondría un grave problema de Estado.

Según fuentes jurídicas consultadas, el asunto de la supuesta "igualdad" de acceso a la Corona podría provocar la necesidad de disolver Cortes, que es exactamente lo que Zapatero no quiere. Por eso, en su calendario, la reforma constitucional se fía para  2006 o 2007, es decir, al final de la legislatura. ZP fija en finales de 2005 la reforma del Estatuto catalán y "comenzar en 2006 a hablar con el resto de fuerzas políticas sobre la reforma de la Constitución".

A todo esto hay que añadir el cabreo de la vieja guardia felipista por la negativa de Zapatero a tramitar el indulto a Vera, la manta amenazante del ex secretario de Estado de Seguridad y del presidente de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Y más: La vieja guardia económica tampoco da bola en la empresa privatizada. La operación de acoso y derribo va demasiado lenta y los Solchaga, Aranzadi y Eguiagaray que en el mundo son comienzan a ponerse nerviosos.

Todo ello suma una "Operación Borrell" con sello de salida de la Casa Real. Implícito, claro. Se trata de hacer la cama y forzar la convocatoria de elecciones anticipadas para retirar al Consejo de Estado a este "adolescente con un Ferrari en las manos" o a este "aprendiz de mago" que puede destruir de manera definitiva España. De hacerse pronto, tendría la virtualidad de que el PSOE ganaría por una mayoría más holgada que le permitiría gobernar sin tantas hipotecas.