Rubalcaba propone a ZP un pacto con Rajoy sobre corrupción. El ministro del Interior considera que la persecución contra el PP se está volviendo contra el PSOE. Además, Rubalcaba insiste en que no se rompa el pacto con el PP en Euskadi. De la Vega y Chacón prefieren aniquilar al enemigo
El problema no es que una encuesta de vencedor al PP o que la formación conservadora haya ganado las elecciones gallegas y las europeas. El problema es que son ya cuatro los sondeos, de muy distintas procedencias, en los que el PP supera al PSOE en intención de voto. Porque eso ya marca tendencia y las tendencias consolidadas tienen difícil involución.
Y más grave aún es que esa tendencia se consolide cuando el Gobierno socialista lleva meses lanzando a sus mejores jueces y fiscales, a lo más selecto de la policía, a sus mejores medios informativos (sí, también Prisa, que no puede hacer otra cosa que apoyar al PSOE y atacar al PP) para convertir a su adversario político en una formación corroída por la corrupción. Por contra, lo que ha hecho es convertir al PP en una formación-víctima.
Todo esto es lo que defiende el ministro Rubalcaba, portavoz del PSOE clásico y gran superviviente del Felipismo en el Zapatismo. No está claro que pueda ganar este pulso agosteño a su adversario interno: el propio ZP y lo que Rubalcaba llamas sus pelotas: la vicepresidenta Fernández de la Vega y la titular de Defensa, Carme Chacón `principalmente.
Rubalcaba, el hombre que, además, mantiene la única aunque suficiente- puerta abierta con El País, considera que en, algunos puntos, la cacería anti-PP ha fracasado. Los trajes de Milano de Camps han excitado el sentido del ridículo de muchos ciudadanos que contemplan como el Gobierno arremete contra la oposición mientras se muestra incapaz de enfrentar la crisis económica. Además, el PSOE también tiene mucha cola para pisar y el PP ya está trabajando en ello. ¡Ojo a la localidad de Estepona! Tiempo previsto para que explosione el artefacto: septiembre.
En conclusión, mientras De la Vega continúa lanzando a la fiscalía contra los miembros más vulnerables del PP, por ejemplo, contra el ex portavoz parlamentario, Eduardo Zaplana, Alfredo Pérez Rubalcaba solicita un pacto con el adversario para esconder la suciedad bajo la alfombra (que de eso se trata, naturalmente). Una pena, porque con tanta acusación nos estábamos enterando de algunas de las podredumbres de la democracia española.
A eso se une la obsesión de ZP y de su clon, De la Vega, por romper la única alianza que mantienen abierta los dos partidos estatales actualmente: Euskadi.
Lo cierto es que, ahora mismo, la convicción del presidente del Gobierno es que el PP ganaría unas generales y que la estrategia de encubrir el fracaso gubernamental en la gestión de la crisis económica presentando a la alternativa pepera como un nido de corrupción se topa con los dos problemas ya reseñados:
1.El PSOE también tienen cola que le pisen. Insistimos en Estepona. Si los de Rajoy sabe obtener el juez adecuado y el apoyo mediático idóneo, el escándalo puede ser de los que hacen época.
2.Se ha traspasado la frontera del ridículo: Los trajes de Milano de Francisco Camps como muestra señera de corrupción, con todo el aparato punitivo del Estrado y su paralelo judicial en danza, suena un poco exagerado y provocan que los votantes del PP cierren filas y que el voto centrista se crea la cacería que denuncia el partido conservador.
Y todo ello en vísperas de la Presidencia Europea. Malo, malo.
En resumen, a pesar de que ZP desconfía de Rubalcaba, las tesis del ministro del Interior se van imponiendo a las de los pelotas, principalmente las dos vicepresidentas y la ministra Chacón. El planteamiento de ZP es que ahora mismo sólo cuenta con el voto progre aborto, homosexuales y apertura de tumbas- pero el voto de centro y el de izquierda está a un paso de pensar que el Rodríguez Zapatero es un bluf que sabe repartir subsidios pero no crear riqueza ni empleo. La pasada semana ha sido clave en esta línea: ni todo el poderoso aparato de propaganda zapatista, sobre todo el televisivo, ha conseguido ocultar el clamoroso desastre de un PIB que se derrumba un 4,1%, el mayor hundimiento de la historia moderna española.
Es verdad que el PP es un desastre incapaz de presentar una alternativa y atenazado por sus complejos de derecha pagana, pero es que ante tan desastrosa política económica del Gobierno puede que las próximas elecciones no las gane el PP sino que las pierda el PSOE. Que no es lo mismo aunque de lo mismo.
Por tanto, la política del Gobierno para el otoño oscila entre un Rubalcaba que pretende un pacto con el PP, y rehacer el PSOE (hay tiempo hasta 2012) y De la Vega, Chacón y compañía, para quienes el mejor pepero es el pepero muerto.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com