El paro ha subido por segundo mes consecutivo, en esta ocasión en más de 95.000 personas, el mayor incremento del desempleo en un mes de septiembre desde el año 1996.
Los datos sin maquillaje nos dejan unas cifras reales en torno a los 5 millones de parados. La tasa de desempleo supera el 20% y la de paro juvenil está en un insostenible 42,8%.
El paro es una tragedia personal, familiar y social, que tiene rostros, nombres y apellidos. No es posible tomar distancia y mantenerse en el nivel de las frías cifras, por muy escandalosas que sean. Una vez más vez se ha intentado explicar lo inexplicable aludiendo a fenómenos estacionales, a los recortes en las autonomías y a la crisis internacional.
La realidad es que ningún país de nuestro entorno vive una situación tan calamitosa en el empleo. Con estos datos España vuelve a mandar una señal de alarma que continúa minando su credibilidad internacional. Más aún estando como está, en manos de un Gobierno agotado, que tira pelotas fuera, culpa a la oposición y cuya última ocurrencia, fijando las elecciones generales a cuatro meses vista, la estamos pagando muy cara.
Pedro J. Piqueras Ibáñez