Sr. Director:

 

Difícilmente puede uno plagiarse a sí mismo, lo más que puede hacer es repetirse, lo cual no es pecado si previamente se ha reconocido como una técnica del artista (un caso típico sería el de Andy Warhol).

 

Sorprende por eso la campaña que ha comenzado José Manuel Vidal en El Mundo y que otros le están siguiendo porque parece que no piensan. Vidal parece que no atiende cuando va a las ruedas de prensa ya que, si lo hiciese, se hubiera enterado como el resto de los que estuvimos allí de que Kiko Argüello en ningún momento trató de engañarnos, sino todo lo contrario. Recuerdo que fue precisamente a una pregunta de Vidal sobre la imposibilidad de pintar el ábside en tres meses, cuando Kiko Argüello le respondió que dichos frescos eran la culminación de un trabajo de muchos años, en los que había pintado la misma corona mistérica en varias ocasiones y en una serie de templos distintos.

 

Precisamente, como muestra de que es así, nos regaló un magnífico folleto con reproducciones de las mismas escenas realizadas en Italia (Roma, Florencia y Piacenza), luego, es raro que pretendiera ocultar que aquellas escenas habían sido pintadas ya en otros sitios.

 

De todo lo anterior, y vista la fijación que José Manuel Vidal tiene contra Kiko Argüello y el Camino Neocatecumenal, así como con otras manifestaciones que son fieles a la Iglesia de Roma, sólo puedo deducir que le sale, a su pesar, el sacerdote renegado que es, que fue incapaz de permanecer fiel a sus juramentos y que ahora sus fracasos los disfraza con exquisiteces estéticas. Que no quiera engañarnos burdamente. Él no acepta los dogmas que la Iglesia mantiene (celibato, no al aborto, no a las parejas homosexuales, etc.) porque su progresismo anticatólico le ha llevado a encerrarse en su propia secta marginal. Su defendido pintor de arabescos, José Luis García, hizo algo más propio de una mezquita que de un templo católico y resulta muy acertado que el cardenal Rouco haya buscado para un encargo tan importante entre profesionales que, además de pintores, sean devotos católicos llenos de fe. Por ejemplo, no creo que diga mucho a favor del tal pintor García su pretendida amistad con Picasso, excelente pintor, pero anticristiano y estalinista. Que cada mochuelo busque su olivo.

                    

Antonio Serrano

 

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