Copying Beethoven es una estupenda película (ver crítica de Hispanidad) que muestra a un genio irascible, egoísta, rencoroso e intratable, tal y como era el original. Sin embargo, y el guionista no tuvo reparo en evocarlo, Beethoven no era un ingrato ni un triste. Sabía que era un genio de la música y no caía en la falsa humildad de hombres inteligentes intentando convencerse de que son tontos y mujeres hermosas sugestionándose acerca de su fealdad. Simplemente, se vuelve hacia el Creador y le agradece el don que le ha concedido. No una, sino dos veces a lo largo la cinta. Es sabido que la alegría no es más que un fruto inmediato de la humildad, y que ésta coincide con la gratitud, en primer lugar por la vida recibida, luego, por los talentos que acompañan la existencia, y del que todos poseemos alguno, incluida la vicepresidenta Fernández de la Vega. La mayor estupidez del mundo moderno es el muy escuchado no le debo nada a nadie, el segundo, que viene a ser uno con el primero : No me arrepiento de nada. En definitiva, la película recoge el rasgo agradecido de Beethoven hacia su Creador. Y es que don Ludwig era ambas cosas: creyente y agradecido.

¿Podía permitirse tamaño desafuero? ¿Puede un genio creer en Dios y encima agradecerle sus dones? ¿Un incontestable genio de la música, cristiano y encima agradecido? Nunca jamás. Si al menos hubiera empleado un interrogante, si hubiera calificado a Dios como una posibilidad estadística (uno de mis insultadores habituales me achacaba recientemente eso : como podía afirmar que Dios existe, cuando hay un 50% de posibilidades de que sí y otro cincuenta de que no. Es lo que se denomina una verdad científica: tan rigurosa como inútil) Pero así, a palo seco : inadmisible. Ya puede ser una obra de arte: hay que destruirla.

Conclusión: los progres españoles y el lobby gay norteamericano, cada vez más poderoso -que también el imperio se amaricona- la ha tomado con Copying Beethoven. Se critica la película a saco y se intenta evitar que el público, desarmado porque casi toda la información le llega por el mismo canuto, la deseche como alternativa.

Lo dicho : hay que ver Copying Beethoven, una película que no merece la pena perderse.

Eulogio López