El lehendakari vasco, Juan José Ibarretxe, presidió durante la mañana del martes 5 en el vitoriano palacio de Ajuria Enea un solemne acto sobre la necesidad de que el perdón impere en Euskadi. Sus sentidas palabras pueden resumirse en estas declaraciones:
Lo más importante que tiene una persona en esta vida es la dignidad de pedir perdón y también la de aceptarlo ése es un camino que vamos a tener que hacer en el futuro en Euskadi. No podremos construir la paz en el pueblo vasco sobre el olvido. Una cosa es pedir perdón y aceptar ese perdón, que es un camino que deberemos transitar, y otra es olvidar. No se puede construir el futuro sobre el olvido del pasado, y eso es lo que tratamos de recordar hoy aquí.
Un lector poco avisado podría sentir la tentación de concluir que el lehendakari se estaba refiriendo al perdón que deben pedir los etarras por sus crímenes y a la necesidad de que sus víctimas les perdonen. Pero no señor, Ibarretxe presidía en esos momentos un acto de homenaje a los Niños de la Guerra (de la Guerra Civil Española 1936-1939) evacuados por el Gobierno vasco afín a la República a países como Francia, Reino Unido, Bélgica o Rusia.
Como colofón, el lehendakari se refirió a los inmigrantes que llegan a Canarias en cayuco y se preguntó ¿Qué habría sido de los niños de la guerra si hubiesen carecido de papeles? (ver noticia completa en Europa Press)