- Con una inflación en negativo -en julio es la tercera vez en diez meses-, ¿qué sentido tiene un pacto salarial ligado a la subida del IPC
- El Gobierno, no obstante, descarta que la economía vaya a entrar en deflación.
- El Gobierno se comprometió el pasado martes a poner en marcha en octubre un plan de recuperación de empleo y a ampliar la protección social a parados de larga duración con cargas familiares.
El Índice de Precios de Consumo (IPC) bajó un 0,9% en julio respecto al mes de junio y recortó cuatro décimas su tasa interanual, hasta el -0,3%, debido al descenso del recibo de la luz y a la estabilidad de los precios de las gasolinas y los alimentos, frente a la subida que registraron en 2013, según ha adelantado el Instituto Nacional de Estadística (INE). De esta forma, el IPC interanual vuelve a entrar en negativo tras tres meses encadenando tasas positivas.
Es la tercera vez en diez meses en que los precios muestran tasas interanuales negativas, aunque la de este mes de julio es mayor a las observadas en octubre de 2013 y marzo de este año (-0,1% en ambos casos). Pese a todo, el Gobierno ha descartado que la economía vaya a entrar en deflación.
No obstante, los datos de la inflación revisten su importancia de cara a las negociaciones entre los sindicatos y el Gobierno para un posible pacto salarial. Los sindicatos, como siempre, piden un alza salarial para que los sueldos "ganen protagonismo" con el fin de impulsar la demanda interna. Y ese aumento salarial iría ligado, se supone, al IPC para -en boca del secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo- "recuperar el poder adquisitivo perdido".
Pero con una inflación en negativo, ¿qué sentido tendría un aumento salarial ligado al IPC
El pasado martes, de hecho, se abordó ese tema en la reunión entre los agentes sociales y el Gobierno, una cita en la que también el Gobierno se comprometió a poner en marcha en octubre un plan de recuperación de empleo y a ampliar la protección social a parados de larga duración con cargas familiares, que vivan en hogares sin ingresos laborales y con baja formación, especialmente, mayores de 45 años.
Además, se elaborará un mapa completo de prestaciones sociales y subsidios por desempleo en todo el territorio nacional, para mejorar la coordinación y hacer un uso más eficiente y eficaz de los recursos. En cuanto al plan de empleo, el documento contiene medidas de orientación, formación, recualificación y reconocimiento de la experiencia laboral. Con este programa, los parados conseguirán formación para obtener un certificado de profesionalidad que incluya compromisos a la contratación, mediante la identificación de las cualificaciones de las más demandadas.
Por su parte, los secretarios generales de CCOO, y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, respectivamente, afirmaron que el Gobierno se ha comprometido a dotar estos planes de un presupuesto, algo para lo que le han sugerido implementar sus propuestas en la próxima Reforma Fiscal. Los sindicatos pidieron al Gobierno ayudas para los cabezas de familia que tengan a todos sus miembros en paro y no reciban ingresos laborales (unas 500.000 personas), un colectivo sobre el que todos han coincidido en reforzar su protección para evitar el riesgo de exclusión social.
Pero hacen bien los sindicatos en reivindicar salarios dignos para los españoles, para poder llegar a fin de mes y sacar adelante una familia con dignidad.
José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com