Sr. Director:
"El hombre es siempre hombre con toda su dignidad, aunque esté en estado de coma, aunque sea un embrión" ha dicho el Papa, Benedicto XVI, en una meditación sobre el sentido de la vida y de la muerte a la luz del evangelio sobre la resurrección de Lázaro.
El ser humano no es sólo vida biológica, podemos decir con el Papa, quien dice también: "A pesar de ser de este gran biocosmos, lo trasciende, porque ciertamente el hombre es siempre hombre con toda su dignidad, aunque esté en estado de coma, aunque sea un embrión, pero si sólo vive biológicamente no desarrolla y realiza todas las posibilidades de su ser, abriéndose a nuevas dimensiones".
Y es que la primera dimensión es ese conocimiento que en el hombre, a diferencia de los animales, se identifica con una sed de infinito.
Todos queremos beber de la misma fuente de la vida y para hacerlo confiamos en la segunda dimensión de la naturaleza humana, el amor.
El hombre no es sólo un ser que conoce, sino que vive en relación de amistad y de amor. Además de la dimensión del conocimiento y de la verdad existe, de manera inseparable, la dimensión de la relación. Aquí se acerca más a la fuente de la vida, de la que quiere beber para tener vida en abundancia, la misma vida.
La ciencia y la medicina en particular son una gran lucha por la vida, pero no pueden satisfacer la necesidad de eternidad que es propia del hombre. Ni siquiera en el caso de que se descubriera la píldora de la inmortalidad.
"Imaginemos qué sucedería con una vida biológica inmortal del hombre: un mundo envejecido, un mundo que no dejaría espacio a los jóvenes, a la juventud, a esta novedad de vida. Por tanto, éste no puede ser ese tipo de inmortalidad que todos deseamos", dijo también Benedicto XVI en la misma ocasión.
Y es que la única medicina de la inmortalidad es la Eucaristía y la certeza de ser amados y queridos por Dios, siempre. Creo importante recordarlo, precisamente hoy, fiesta de la Eucaristía.
Jesús D Mez Madrid
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