La afirmación pasó muy desapercibida. Pero la hizo. El ministro de Exteriores cubano, Pérez Roque, afirmó en su última visita a España que las últimas 14 excarcelaciones no eran tales sino "licencias extrapenales por motivos de salud" dictadas por un tribunal independiente y en las que el gobierno cubano "no tiene nada que ver". O sea, que si alguien pensaba que esto era un gesto de buena voluntad para destensar las relaciones, que se vaya olvidando.
Y por si no había quedado claro, insiste en que en Cuba no hay "presos políticos", que todos los presos son delincuentes, algunos de ellos por trabajar para un gobierno extranjero. Ahí queda eso. Con Moratinos delante, para mayor escarnio de la diplomacia española. Con razón se entiende que el poeta Raúl Rivero afirme que se siente todavía preso. Está fuera de la cárcel, pero sólo "por motivos de salud" y el gobierno se desvincula de la decisión de sus tribunales "independientes" y le sigue considerando un delincuente.