- Al ceder un 8% de la participación de ACS a Societé Generale, el Gobierno sospecha que el banco francés vuelva a las andadas, como cuando EDF estuvo a punto de opar a Iberdrola.
- Ahora mismo, el valor inmovilizado de la empresa que preside Galán supera a su capitalización.
- Pérez responde que se trata de una refinanciación y, al tiempo, que él sólo posee un 2% de la eléctrica.
- Por su parte, los March aplauden la operación SG pero quieren librarse Florentino: su obsesión contra Iberdrola les ha hecho perder más de 4.000 millones de euros.
Florentino Pérez (en la imagen), sorprendía a la City con un acuerdo de refinanciación, por valor de 1.600 millones de euros con la entidad francesa Societé Generale (SG). Una refinanciación extraña, por cuanto se suprimían las cláusulas de garantía y, a cambio, la constructora ACS cedía a su prestamista un 8% del capital de Iberdrola, que podrá ejecutar a conveniencia.
De inmediato, las alarmas surgieron en el Ministerio de Industria. Así, fuentes gubernamentales han trasmitido a Hispanidad que no tolerará que Societé Generale intente rentabilizar su hipoteca trasfiriendo títulos de Iberdrola a las francesas -de titularidad pública- EDF o Suez. Es sabido que en su momento Florentino Pérez ofreció a ambas empresas que entraran en Iberdrola de su mano, con el fin de expulsar a Ignacio Galán, presidente de la eléctrica, con el que Pérez ha mantenido un duelo por el poder desde hace cinco años. Ahora que la trasmisión podría realizase entre franceses, el Gobierno teme una colonización gala de Iberdrola. En otras palabras, una opa hostil utilizando la participación de ACS-SG como cabeza de playa.
Florentino Pérez se defiende por una doble vía: espera recuperar las acciones en prenda y ahora mismo poco se le puede acusar cuando posee un 2% de acciones y el resto en derivados. Lo cierto es que ha perdido la batalla de Iberdrola que se había convertido para él en una obsesión.
Por otra parte, el presidente de ACS afronta la batalla interna. Los March, aún accionistas mayoritarios de ACS, le acusan de haberse metido en una batalla personal que les ha hecho perder, calculan, 4.000 millones de euros a la constructora. Pero no pueden marcharse, porque las cotizaciones, tanto de Iberdrola como de ACS, están en mínimos.
En resumen, el Gobierno Rajoy no quiere que el desastre financiero sea aprovechado para que empresas europeas, especialmente las públicas, aprovechen para comprar empresas estratégicas españolas a precio de saldo.
Miriam Prat
miriam@hispanidad.com