Mientras se confirmaba el nombramiento de Pedro Solbes como vicepresidente económico y superministro de Economía y Hacienda, el denostado Miguel Sebastián defendía la propuesta de tipo único en Barcelona. Fue en el Círculo Financiero y el ex director del Servicio de Estudios del BBVA trató de convencer a la concurrencia de que el tipo único en el 30% no amenazaba a la progresividad, porque habría un mínimo exento "generoso". Una "generosidad" que encaja mal con la suficiencia financiera. Pero Sebastián la fía a la reducción del fraude, su discurso durante toda la precampaña electoral.
Una afirmación fácil de pronunciar, difícil de demostrar y cuasi imposible de combatir. Los inspectores fiscales no creen que el Gobierno carezca de voluntad política para combatir el fraude, como afirma el presidente de la Asociación Profesional de Asesores Fiscales, Ignacio Fadon. Lo que creen los inspectores de a pie es que no existe voluntad política para dotar al cuerpo de las herramientas necesarias para combatir eficazmente el fraude. Ni con el PP ni con el PSOE. "A ningún Gobierno le interesa que la inspección funcione porque entonces mangonearían mucho menos", señala a Hispanidad.com un inspector fiscal.
Por lo demás, sorprende que Sebastián defienda el tipo único sabiéndose descabalgado del superministerio, cuando en precampaña contestaba con evasivas a la incómoda pregunta de los periodistas. ¿Acercamiento a su "amigo" Jordi Sevilla? Puede, aunque la relación se encuentra ya demasiado dañada. Ya saben. "Es la hora de lo políticos, no de los contables", Sevilla "dixit".