Que el clericalismo es aún peor que el laicismo no lo digo yo: lo dijo el filósofo católico francés Étienne Gilson. Yo sólo aplaudo la cita.

Allá va: "El clericalismo no es la religión ni la iglesia y menos aún el dogma católico; es, al contrario, una de las peores corrupciones que los amenazan: la utilización del orden espiritual con vista a fines temporales, la explotación del orden temporal bajo la capa de la religión. No enseñaré nada a quien diciendo que los católicos consideran el laicismo como un enemigo; pero sorprenderé tal vez a muchos, y de varios lados, diciendo que, entre el laicismo y el clericalismo, nuestro peor enemigo no es el laicismo. No entiendo sólo por ello que el clericalismo es una torpeza, una falta política que se paga, y que en consecuencia, sería hábil evitar sino que más bien es una inversión religiosa propiamente sacrílega". (Por un orden católico. 1935).

Yo sólo añado que hay tres tipos de clericales: los que pretenden utilizar a la Iglesia para sus fines políticos, los que pretenden aprovecharse de la Iglesia para medrar en el vanidoso mundo de la teología y los que simplemente pretenden mandar en la Iglesia. El vaticanólogo de raza es aquel que participa en los tres movimientos y con singular entusiasmo. Es el caso que me ocupa. Es uno de vaticanólogos de moda en España, de cuyo nombre no quiero acordarme. Su principal dedicación consiste en explicarle a los obispos, y hasta el mismísimo Vaticano, cómo deben hacer su oficio. Como la letra con sangre entra, nuestro hombre acostumbra a unir la injuria a la crítica, más que nada para adobar el guiso. Selección de textos recientes del insigne maestro eclesial. De monseñor Blázquez le llama mosca que se posa sobre la mierda. Sí, nuestro hombre es un poeta:

"Se dice que Don Ricardo Blázquez pretende nombrar Vicario general a Luis Argüello. El jovencito con gafas que aparece en un mitin tan cerca de Carrillo. No me cabe duda de que hoy habrá depuesto ya sus fervores comunistas. Que deberían ser más que notables para estar tan situado al lado de Carrillo. Pero, no conociéndosele pública retractación de esos amores y habiendo sido en todos los importantes puestos que desempeñó en la archidiócesis vallisoletana cura con carnet de progre y de lo que procuraba dejar constancia, se comprende que haya inquietud en la diócesis. Don Ricardo no se suele caracterizar por su acierto en escoger vicarios generales. Tiene en ello síndrome de mosca. Que todos sabemos a donde les gusta acudir. Esperemos que no se confirme el rumor".

Al portavoz de Benedicto XVI, a quien reprocha su nombramiento, es decir, al jesuita Lombardi, le ofrece un tratado sobre la caridad cristiana:

"Estoy convencido de que Lombardi es una de las peores decisiones de Benedicto XVI y le está costando carísima. Con amigos así verdaderamente no se necesitan enemigos. Lo que ya no sé es si ello se debe a manifiesta incapacidad del portavoz o a deliberada intención de dejar mal al Santo Padre. Quiero pensar que es necio y no malvado.  

Hace tiempo ya que he renunciado a seguir todas las lombardadas. Hoy voy a comentar una más. Han matado a Bin Laden. Los yankys. Por una vez han acertado en el objetivo, cosa a la que nos tenían muy desacostumbrados. Y me refiero al acierto material. Han matado a su enemigo y no a cuatro soldados que ni ellos sabían qué hacían allí, a siete civiles y a un gato. Curioso que haya organizaciones que lamenten más la muerte del gato que la de los demás. Pero ese no es el objeto de este artículo.

Han matado a Bin Laden. Evidentemente no era mi problema. No hubo deudos míos en las Torres Gemelas que yo sintiera deseos de vengar. Me pareció una carnicería horrible, como la de Atocha, pero ello compromete bastante más a mi raciocinio que a mi corazón. Y ante esa muerte, que no pocos juzgarán justificadísima, ejecución, asesinato o lo que cada uno quiera, el portavoz Lombardi asegura que "ante la muerte de un hombre un cristiano no se alegra nunca". Y eso es lo que me parece una lombardada.

¿Los católicos de Roma no se alegrarían ante la muerte de Nerón? ¿O los de Rusia ante la de Stalin? Pues ha habido muchos hombres, P. Lombardi, que se alegraron de esas muertes. ¿Tal vez pecando? ¿Nos lo asegura vuestra paternidad? Creo sinceramente que un católico puede pedir a Dios la desaparición de un tirano opresor. O sea, la desaparición del mismo. Ahora, si no la ha pedido pero se la encuentra, ¿qué debe hacer? ¿Criticar la voluntad de Dios que se lo ha llevado o, como en este caso, permitido que se lo llevaran? ¿Bendecir esa divina voluntad?

Al P. Lombardi le gusta meterse en todos los charcos. ¿Han matado a Bin Laden? Pues bendito sea Dios. Al igual que si no le hubieran matado. Y la Iglesia, o su portavoz, a no decir tonterías al respecto. Sobre Bin Laden que hable Obama o Al Qaeda. A Lombardi le sobran cuestiones sobre las que hablar. Cuestiones de la Iglesia. Y de las que habitualmente está callado. De este modo alimentará la impresión de algunos, entre los que me encuentro, de que es urgente su sustitución. Lo está haciendo fatal. ¿Se alegrará todavía alguien de su desdichado nombramiento?".

Los catalanes no le caen bien a nuestro vaticanólogo, a quien le interesa bastante más la unidad de España que la unidad del Cuerpo Místico. Así que al arzobispo de Barcelona, Sistach, simplemente le califica de estúpido. Es lógico, dado que el purpurado no se dejó aconsejar por nuestro hombre en su carrera eclesial (hay que ser temerario):

"Usted no ha estado, una vez más, donde debía. Y con triquiñuelas legales, aptas sólo para necios, quiso limpiar una púrpura que usted mismo había manchado. Todo lo que ha montado, en el caso de su sacerdote que pagó abortos, es impresentable. En el cura y en usted. Que cada vez se manifiesta más como el estúpido velo, que de tupido no tiene nada, incapaz de tapar las vergüenzas sacerdotales y cardenalicias. Pousa ha sido el remate de una carrera eclesial lamentable. La suya".

Hay para todo. Monseñor Cañizares es piloto honorario, aparte de un derrochador. Ojo al dato:

"Cualquier día de estos le nombran piloto honorario. Lo del cardenal Cañizares es amor a España y lo demás son bobadas. O se aburre sobremanera en el Vaticano. Esta vez ha sido Córdoba. Pero si alguien tuviera la paciencia de reseñas sus viajes a la tierra de sus añoranzas y no sabemos si de sus esperanzas nos asombraríamos del número de vuelos. Y seguramente del pastón que se ha gastado.

Como yo creo que sus viajes son absolutamente prescindibles, y sus conferencias y homilías también, tal vez debiera permanecer más tiempo en Roma ocupándose de su Dicasterio o, si hubiera llegado a la conclusión de que el suyo es asimismo prescindible, proponga al Papa la supresión de Culto Divino".

No se lo van a creer pero resulta que monseñor Elías Yanes no es devoto de la Virgen del Pilar. Eso se debe a que es frío como un carámbano y porque, y esto es lo más grave, le cae antipático a nuestro vaticanólogo:

"Yanes es frío como un carámbano y todavía más antipático que Sangrador, ese cura de la BAC que dicen que va para obispo. Siempre se caracterizó, desde el momento mismo de su nombramiento, por su nula devoción a esa Virgen tan española, tan aragonesa y sobre todo tan zaragozana. Lo que en el arzobispo de Zaragoza es verdaderamente chocante. Por lo menos. A mí me parece incluso repelente. Y es una de las razones de mi profunda repulsión por ese canario "esaborío". Aunque tengo más".

Al obispo de Urgell le manda a tomar por el Estatut, porque es muy catalanista, oiga usted. Y, naturalmente, si no ha jurado fidelidad a la bandera, monseñor es, además, antieclesial y probablemente un pelín hereje. Ojo al dato:

"Parecías un chico listo. Catalanista pero listo. Y, como disimulabas lo que te pedía el cuerpo, dabas el pego. Mi admirado Germinans decía y repetía que no eras de fiar. Y yo, tonto de mí, me resistía a hacerles caso. Pero te has quitado la piel de cordero bajo la que ocultabas tu condición. Tu miserable condición antieclesial. Lo tuyo es el Estatut. El maravilloso Estatut que aprobaron, como nos recuerdas, todos los obispos catalanes. Pues hay recuerdos que mejor sería olvidar. Habéis destruido la fe de Cataluña. Y ahora, con el Estatut, que tan maravilloso te parece, os están dando todas en el mismo carrillo. Lo de la Geli es sólo una muestra. Una asquerosa muestra de a dónde vais con el Estatut. Tú, encantado. Pues, ¿qué quieres que te diga? ¡Qué te den por el Estatut! 

La guinda la pone con el secretario de Estado Vaticano, Tarsicio Bertone que, miren por dónde, no le gusta:

"Al cardenal Secretario de Estado, Eminentísimo Bertone, le gusta estar en mil sitios, incluso en los que no debería estar. Como en la Porta Pía. Ahora no encontramos al omnipresente en Murcia y creemos que también equivocadamente. Bertone, en unión de otro cardenal, entre ambos dan la altura física de dos purpurados, fue figura clave en el penoso suceso de Murcia por el que la Iglesia echó a un excelente obispo que no era del agrado de un laico para sustituirle por el candidato de ese laico. Vergonzosa bajada de pantalones con ribetes de simonía del que todavía se duele la diócesis. Y más cuando el nuevo obispo no sabe o no quiere ser 'ministro de reconciliación'".

A mí sólo se me ocurre una solución: nombrar Papa a nuestro clericalísimo vaticanólogo. Aunque le puede suceder lo mismo que al bueno de Hans Küng, que nunca deseó ser Papa para no perder el don de la infalibilidad.

Sí, Gilson tenía razón: el clericalismo es mucho peor que el laicismo, más peligroso, más puñetero. Y más, muchísimo más, pelma.

Nota a pié de página: ni que decir tiene que nuestro vaticanólogo, futuro Papa, presta sus encomiables servicios en un medio que se presenta como católico. Bueno, no sabemos si católico de derechas de toda la vida. Pero algo de eso hay. Seguro.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com