Hace algunas semanas se sufrían los ataques de la Universidad Complutense de Madrid a las capillas. Continúan los trabajos, entre el rectorado y el arzobispado, a través del padre Feliciano Rodríguez, delegado Episcopal de Pastoral Universitaria de Madrid.
En los últimos tres años las capillas universitarias han sido objeto del interés mediático. Ahora vuelve el altercado. Se argumenta en favor o en contra de ellas no siempre con la entereza necesaria y con asiduidad desde la desinformación.
Juan Pablo II, en una de sus alocuciones al mundo universitario, las denominaba como el "corazón de la Pastoral Universitaria", poniendo al descubierto su gran trascendencia para la acción pastoral de la Iglesia en la universidad. No se debe olvidar que las capillas universitarias de Madrid no son una prerrogativa en Europa. Las prestigiosas universidades europeas como Bolonia, La Sorbona, Munich y Oxford, tienen capilla universitaria y atención espiritual para los estudiantes que la soliciten. Se trata de un derecho fundamental de la persona y que, cuando una universidad lo proporciona, sale prestigiada.
El rotativo El País inició una campaña "on line" para abrir una polémica, ya trasnochada, con la siguiente pregunta: ¿Estás a favor de que haya capillas en las universidades públicas El resultado fue abrumador, ya que el 88% respondió afirmativamente y el 12% que no.
¿Por qué molestan las capillas universitarias Si existe una coral universitaria, un auditorio de teatro, cine y aulas audiovisuales. También están presentes en las diversas universidades bares, kioscos, agencias de viajes y oficinas bancarias. Estos son algunos de los servicios que las universidades públicas brindan a sus estudiantes. No es raro que cuenten con capillas universitarias, las cuales se han topado con frontales controversias que han llegado a vergonzosos incidentes en paraninfos de gran tradición.
Cuando un aeropuerto o una universidad pública cuenta con una capilla no se convierten en confesionales, del mismo modo que cuando una Administración protege a una peña gastronómica no se adscribe a sus gustos culinarios, simplemente se desea satisfacer los intereses de los usuarios.
Es cierto que los espacios públicos "son de todos"… no "del Estado", aunque la propiedad sea estatal, por ser los espacios de todos, son sus usuarios quienes le aportan un ambiente determinado; allí "todos" podrán ejercitar sus derechos con la garantía del Estado. Por ser estos espacios esencialmente plurales, su neutralidad no puede implicar una nuetralizadora asepsia que se impone a sus usuarios, sino que en ellos el Estado ejercerá de garante imparcial de las solicitudes ciudadanas legítimas que atenderá en proporción a la demanda.
Clemente Ferrerclementeferrer3@gmail.com