Un día después de la Pascua Militar, los nacionalistas catalanes ya han acudido al victimismo.
Y es que el ministro de Defensa, Pedro Morenés (en la imagen), había asegurado que los militares permanecían serenos ante las provocaciones… secesionistas, se entienden. Y entonces van los secesionistas y acusan a Morenés de provocador, probablemente pensando en la casi segura invasión de Cataluña por parte del Ejército español.
Hombre, no sé yo si el Ejército está tan sereno como afirma el ministro Morenés, al menos si nos atenemos al cese fulminante del general, Ángel Luis Pontijas Deus. Pero de lo que estoy seguro es de que los militares españoles están más tiesos que la mojama y más aturdidos que un 'disk-jockey'. Y esto es así por dos razones. En primer lugar, por lo aludido por SM el Rey en la propia Pascua Militar: los recortes presupuestarios ponen en peligro la seguridad nacional.
Y, en segundo lugar, por la labor del actual ministro de Defensa, el precitado Morenés, y de su segundo, el secretario de Estado Pedro Argüelles, empeñados en liderar, no un Ejército, sino un complejo militar industrial. Lo llevan en los genes, porque son, ante todo, empresarios del bazar de las armas.
Y un Ejército no es una empresa, como no lo es un equipo de fútbol. Lo que está amenazado, aún más que la seguridad nacional (siempre nos pueden defender los norteamericanos) es el patriotismo, que no deja de ser la esencia del Ejército. Los militares llevan tanto tiempo humillados y aturdidos que ya no logran transmitir ese amor a España a las nuevas generaciones (muchos de ellos oriundos de otros países).
Aznar acabó con el servicio militar obligatorio y quizás sea el momento de ponerlo en marcha de nuevo. Lo digo yo, que no soy el más patriota, pero que comprendo el porqué de la conscripción: se trataba de inducir en los jóvenes la idea de que, si el país había hecho algo por ellos, ellos debían hacer algo por el país.
Pero eso no es lo que preocupa al dúo Morenés-Argüelles.
Eulogio López
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