Durante el último cuatrimestre de 2013 muchos 'hedge funds' jugaron con operaciones cortas a una subida de la rentabilidad de la banca española. Ocurrió lo contrario de lo que preveían y se pillaron los dedos. Que se fastidien. Si algo necesita España es que la prima de riesgo disminuya.

Pero la noticia ha sido el tropezón de Deutsche Bank y sus pérdidas durante el último trimestre. Muchos analistas aseguran que se trata de un autolavado interno antes de que el sector bancario alemán sea sometido, por vez primera, a los test de estrés por las autoridades comunitarias, como ya lo han sido otros sistemas bancarios, por ejemplo, el español.

Pero lo cierto es que Deutsche es un banco ferozmente especulativo que siempre necesita ayudas del Gobierno o del sistema financiero alemán: fondos de pensiones, aseguradoras etc.

Encima, el Deutsche solo es la imagen de la banca alemana. Pero la realidad financiera germana viene dada por las cajas de ahorros alemanas (sparkasser) y por los bancos regionales. Si nuestras cajas de ahorros (¡cuánto lamentaremos su desaparición!) arriesgaron demasiado lo hacían negociando hipotecas que, al menos, servían para una familia comprara su casa. Pero las cajas de ahorros alemanas se dedican a especular con deuda de países emergentes.

La diferencia es que Alemania es un país rico y los trapos sucios se lavan en casa, no se llevan a Bruselas o al BCE de Francfort. Total, que la banca alemana era y es mucho peor que la española pero tiene mucha mejor fama que la española. Y que, además, el Deutsche es un banco dedicado a la especulación más vergonzosa; esa especulación que nos ha sumido en la crisis económica más profunda de la historia. Mejor: en crisis permanente.

En Alemania, además, ha cundido como en ningún otro país del mundo la idea, de matriz norteamericana, de que todos los males de la banca se arreglan con más capital. La verdad es que es una perversión especulativa de primer nivel. En primer lugar, porque un buen banco no es un banco grande ni un banco que tiene mucho capital, sino un banco que tiene poca morosidad.

Así que cuando una entidad entra en crisis por sus modos especulativos, lo único que se nos ocurre es capitalizarla. Con dinero público, por lo general. Como en España, donde ningún ajuste nos ha costado tanto a los españoles como el rescate bancario, que al final, nos saldrá por la broma de más de 200.000 millones de euros.

Y ojo, porque los alemanes seguirán arreglando su instrumento especulativo, el Deutsche, pero preocupa mucho más la banca francesa. En concreto, atentos a Calyon -producto de la fusión entre Credit Agricole y Credit Lyonnais- y a Credit Mutuel, aunque lo cierto es que toda la banca gala esta tocada.

Más de lo mismo. La lección es la misma: o dejamos quebrar a la banca quebrada o quebramos todos. En más de seis años de crisis financiera esto sólo se ha aplicado en el caso Lehman Brothers y alguno más de menor entidad. Sin embargo, lo que se ha impuesto en todo Occidente es salvar a todos los bancos. Pues buena nos espera.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com