Sr. Director:
Al enemigo que cerca y al vecino de al lado, mejor como aliados. Frente a un conflicto que se fleta por diferencias, un cara a cara  es sin duda la mejor solución aunque no siempre sea posible.

 

Al mismo tiempo que en nuestro de lejos cercado territorio se compite por deliberar al personaje de reparto que va a liderar ladera abajo la autonomía más autónoma por antonomasia del país, por oriente, en Corea, donde la brújula sureña ha perdido por el norte, se combate, por compartir espacio, la yema de la llama que a punto de nieve pudiera congelar, aún más si cabe, a la maltrecha economía mundial.

Es tan hostil el ambiente de la paz que hasta los conatos de guerras parecen ficticias y las amenazas ya no causan pavor como al pastor que quedó sin ovejas. Por esta causa y por tantas otras surrealistas que han ido sucediendo al caso y que no cesan, la perplejidad de lo objetivo parpadea de asombro por falta de batería y sopor apilado para resistir, desde la coherencia, al sentido del rumbo con el equilibrio sobrio de la fe.

No se entiende nada, unos gallitos de aquí querían papagallear en un cara a cara frente a la opinión pública y/o por descuido, o/y por estrategia del a priori más débil en el català-careo, no se ha podido llevar a cabo por una regla mal medida (o sacada de la manga hecha a medida); y otros gallos del lejano más acá, sin mediar palabra alguna ni tan siquiera mostrar la sombra de su pavoneada pluma, a mala sombra y en penumbra, han tirado la piedra a su revival-rival sin esconder la mano provocando a pecho descubierto el flash de la efervescencia sin paciencia de la guerra fría. Unos que luchan por competir con la palabra y no pueden, quieren o dejan (según versión) y otros que haciendo caso omiso a ella pasan a los hechos combatiendo por despechonada que ver o mucho en común según leáis.

Esperemos que la última provocación  del régimen de Pyongyang no tenga como en el  ping pong respuesta de resto y su repentino ataque sorpresa a la surcoreana isla quede como un deshecho aislado, si no es así ping, pong, bang ¡boom!

Óscar Molero Espinosa