Según Solbes, tras la supresión del Impuesto sobre el Patrimonio ya no hay más margen para nuevas subidas. Esa opinión del vicepresidente incide sobre una de las realidades que a Zapatero menos le gusta recordar: durante su mandato, la presión fiscal se ha situado en extremos asfixiantes.

Y el problema no acaba ahí. Con impuestos es como hay que financiar el pacto autonómico que, obviamente, nunca irá a menos, sino a más. Pero es que, además, queda la financiación municipal, la gran olvidada. Y aquí el juego es incluso más peligroso, dado que con los municipios no hay cesión de porcentajes ya existentes, sino impuestos que cada ayuntamiento puede aumentar casi a discreción. Casos como el del alcalde madrileño Gallardón, que ha disparado el impuesto sobre bienes inmuebles, el más gravoso para el ciudadano, para obras faraónicas que impulsen su carrera política, resulta muy ilustrativo.

En definitiva entre gravámenes estatal-autonómicos y gravámenes municipales, Juan Español no hace otra cosa que pagar impuestos.

Por eso, la supresión del de patrimonio es una buena noticia. Además, se trata de un impuesto injusto de base, dado que se abona por un bien pagado con una renta que ya tributó. Bueno, como el preciado impuestos sobre bienes inmuebles, la antigua contribución urbana.

Así que, cuando el vicepresidente económico Pedro Solbes asegura que ya no hay más margen de maniobra, lo que está diciendo es que no quiere reducir su poder sobre los ciudadanos al tiempo que pasa el siguiente mensaje a los alcaldes: si queréis mas poder -los impuestos no son otra cosa-, subid los impuestos a la gente, que no tienen otro remedio que pagar.

En resumen, a lo que asistimos en España es a una desvergonzada carrera por obtener más poder y exprimir al ciudadano a impuestos. Lo hizo el PP con disimulo y lo hace el PSOE a lo bestia. No lo duden, cada vez que Zapatero habla de derechos sociales le está metiendo a usted, querido compatriota, la mano en el bolsillo. Y todo ello con la caradura de hablar de reducciones de impuestos en el IRPF, una mentira que se vende en cada convocatoria electoral.

Durante la última campaña electoral, el PP planteó la famosa media de exención total hasta los 16.000 euros, Fue la primera vez, en 30 años de democracia, que se planteó una rebaja de impuestos. Solbes salio al quite hablando de bancarrota del Estado. Es que de eso se trata, del carácter subsidiario del Estado, que sólo debe intervenir cuando su no intervención genera una injusticia manifiesta.

Pero sólo nos damos cuenta de esto cuando desaparece un impuesto que, como los papeles en la mesa del burócrata, tienen vida propia. Aunque se trate de un impuesto mínimo.

Eulogio López