Sr. Director:
Es admirable la obra social que ejercen los misioneros en todo el mundo, por puro amor hacia los más pobres, a los que asisten de variadas formas -escuelas, hospitales, comedores sociales...- motivados por su fe en Dios. Ha ocurrido muchas veces que, con motivo de una guerra, se ha marchado de un determinado país el personal humanitario y se han quedado con el pueblo sólo los misioneros, arriesgando su vida.
Saben que su trabajo es una gota de agua en el océano de las necesidades básicas, pero esa esperanza cristiana es de un inestimable valor. Como dijo la Madre Teresa de Calcuta: "El océano no sería igual sin esa gota de agua". Son la Iglesia de la vanguardia del Evangelio.
Juan Francisco Fernández Aguilar
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