La verdad es que en la única cooperación en la que creo es la que lleva a cabo el misionero. Porque progres de vacaciones en el Tercer Mundo hay muchos pero gente que se integre en la miseria para sacar a los miserables de la miseria hay bastantes menos.
Un ejemplo: el único cooperante español que ha decidido permanecer en Tinduf asegura que en los campos de refugiados se dedica a dar clases de español y a defender la causa saharaui. Pues hijo, para eso mejor, y más barato, sería defender la muy noble causa saharahui desde Sevilla y por Internet.
Al tiempo, el Gobierno, liderado por Rajoy, harto de pagar rescates -que implican entrega de dinero pero también liberación de terroristas-, decide repatriar a los cooperantes españoles ante la posibilidad de nuevos secuestros que alimenten la hidra terrorista. La reacción de las ONG no ha sido de gratitud por haberles evitado un secuestro, sino todo lo contrario: el Gobierno español -aseguran- apoya a Marruecos -¿por qué iba a hacerlo?- para evitar que se ayude a los refugiados saharauis. Por cierto, los mismos que nos expulsaron, y con mucha saña, del Sahara, los únicos que beneficiaron con ello a Marruecos, que se anexionó a la antigua colonia española.
No son cooperantes, son activistas, progres románticos que, eso sí, cuando realmente son secuestrados, exigen al Gobierno español, es decir, a todos los españoles, que no pongan en peligro sus vidas con arriesgados rescates, que haga el ridículo, que pague el rescate y, ya de paso, que fomente el terrorismo fundamentalista.
Pues bien, ahora resulta que el Gobierno español está haciéndole el juego a los marroquíes. Cuando les secuestren, el Gobierno no podrá cruzarse de brazos ni abandonarles a su suerte: lo otro sería inclemencia.
Las ONG son gubernamentales en su financiación y antigubernamentales en su ideología. Vamos, que tienen mucha cara.
Miren ustedes, el problema de las ONG es que no sólo de pan vive el hombre y, también, que la miseria no se arregla con visitas veraniegas ni con soflamas en los medios a favor de la independencia del Sahara. La miseria se combate compartiendo con los miserables su situación y ayudándoles a tener más y, sobre todo, a ser más. Vamos, lo que hacen los misioneros, no los cooperantes y, mucho menos, los activistas que, no son miserables pero, en esta ocasión, se han comportado como tal.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com