Sr. Director:
Hay quien dice que no es posible un Islam democrático. Afortunadamente, la historia nos enseña que el fanatismo es hijo de la pobreza.
Hay quien dice que no es posible un Islam democrático. Afortunadamente, la historia nos enseña que el fanatismo es hijo de la pobreza.
Y que ésta, a su vez, es una consecuencia de la falta de libre mercado e instituciones democráticas. Dicho de otra forma, cuando los afganos jueguen a la Wii, dejarán de ponerse cinturones de dinamita.
Por eso el reciente descubrimiento de un enorme yacimiento de litio en Afganistán es un rayo de esperanza. Un catalizador para atraer inversión extranjera y crear puestos de trabajo, directos e indirectos.
La lucha contra el terrorismo islámico pasa por exportar el consumismo. Y el primer paso es dar empleo a la población. Que no se vean obligados a autoinmolarse para que Al Qaeda vele por sus familias. Una vez tenemos una sociedad de bienestar, las religiones tienden a moderarse y se genera el caldo de cultivo idóneo para una democracia.
Enrique A. Fonseca Porras