- El ministro de Hacienda canta sus victorias en la lucha contra el fraude. Y no le falta razón, pero la fiscalidad en España es injusta.
- Y Guindos esconde sus derrotas en la lucha contra el paro… en la actualización del Plan de Estabilidad.
- La recaudación por IVA aumenta y las previsiones del Gobierno son buenas pero se rinden ante el desempleo.
Consejo de Ministros del 30 abril. Sólo hay una forma de que la vicepresidenta primera del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría (quizás asolada por su 'puta' vida) ceda el protagonismo de la escena a los ministros que la acompañan en la presentación ante la prensa de los acuerdos del Consejo de Ministros. Que se trate de asuntos económicos, porque la economía es la parte débil de doña Soraya.
Tocaba verse acompañada por los titulares de Hacienda y de Economía, Cristóbal Montoro y Luis de Guindos (en la imagen). Y entonces doña Soraya se diluye. La presentación del Programa de Estabilidad 2014-2017 por parte de ambos ministros ha demostrado.
El cuadro macroeconómico del Gobierno Rajoy, hasta 2017, no es conservador, es desmayado. Cuando la previsión es que la reducción del paro sólo bajará del listón del 20% en 2017 es que el Ejecutivo Rajoy se da por vencido en la lucha contra el principal problema económico del país.
España tendrá menos déficit -ojo, aunque no menos deuda, pues en 2015, según el Programa Estabilidad, superamos un endeudamiento del 100 por 100, una verdadera barrabasada que hipoteca para unas dos generaciones, lo que nos lleva la ruina del Estado, es decir, de todos.
No sólo eso: no hay cambio de modelo económico. El Estado seguirá pesando un 40% de la economía, hoy el 44%. Es decir, somos un país que atrae capital foráneo, pero capital financiero, y cuya deuda se vende cada vez más barata pero el volumen total que, simplemente, nos ahoga.
Dice Guindos que todo va bien porque las exportaciones marchan bien y el consumo repunta. Pero es como el paro: repunta tan poquito que debemos esperar unos cuantos lustros para salir de la crisis. Y en unos cuantos lustros muchos pueden haber muerto.
Montoro anuncia que la lucha contra el fraude marcha viento en popa y la recaudación por IVA también. Muy cierto, pero eso supone que la economía española marcha mejor que la economía de los particulares, que se sienten fritos por los impuestos.
Y no vale decir, como preguntó un periodista partidario de 'los expertos', que la presión fiscal es menor en España que en Europa. Sí claro, la presión fiscal sí, pero la renta per cápita también es mucho mayor. Y el esfuerzo fiscal de los españoles supera al esfuerzo fiscal medio de los países de nuestro entorno. Y sobre todo, nosotros lo que necesitamos es empleo para poder pagar luego impuestos. Que no lo mismo.
Por lo demás todo bien. No se pierdan el cuadro macroeconómico. Incluso el Gobierno se tira el lujo de disciplinarse más, reduciendo del 5,8% al 5,5% el déficit para el presente año. Claro, como se ha recaudado más. Pero no se trata de aumentar los ingresos del Estado sino de reducir sus gastos, incluidas las prestaciones públicas, que es lo que el equipo económico de Rajoy nunca ha tenido redaños para afrontar.
El Plan de Estabilidad no deja de ser papel, y el papel lo soportan todas las previsiones, al margen de que se puedan o no cumplir. Pero no sirven para llegar a la reforma fiscal, que Montoro asegura presentará en junio. Eso sí es real, la reforma, digo, porque representa los impuestos que nos van a sacar del bolsillo. Y ahí Montoro insiste en que no se subirá ningún impuesto salvo los que exija Europa (medioambientales, Tasa Tobin, etc.). ¡Hombre, Cristóbal, solo faltaría!, después del subidón de impuestos, sobe todo el IRPF, que aprobó el primer Consejo de Ministros del Gobierno Rajoy, el 23 de diciembre de 2011, para que entrara en vigor el 1 de enero de 2012: superbajada de salarios y de rentas para todos los españoles, especialmente para las clases medias.
Por tanto, menos lobos. Lo que tiene que hacer el fisco es bajar impuestos, no vale con consolidarlos. Y bajar, sobre todo, los impuestos laborales. La Tasa Tobin sí, cuando quieran, pueden subirla. Al menos si realmente se consolida como un impuesto contra la especulación financiera.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com