Sr. Director:

Recordando el encuentro de Pablo con Cristo, de camino a Damasco, adonde iba para perseguir a los cristianos, el Papa nos recuerda cómo revolucionó literalmente su vida. Desde ese momento Cristo se convirtió en su razón de ser y en el motivo profundo de todo su trabajo apostólico. Basta leer en sus cartas como aparece más de 500 veces el nombre de Dios, seguido de 350 el de Cristo.

Hoy, queremos actuar como si Dios no existiera, ha llegado a ser para los hombres de hoy algo que no cabe nombrar. Sin ir más lejos, y a pesar del imprevisible comportamiento del Ministerio de Educación, han decretado que se reducen las horas lectivas dedicadas a la religión en secundaria, pero por otra parte, se incluye la asignatura Educación para la CIUDADANÍA, y como cuestión central, la distinción entre los diversos tipos de familia, etc. Todo ello muy en contra de la mayoría de muchos padres.

A fuerza de separar a Dios del mundo, para reivindicar la autonomía de éste según un conjunto de leyes propias, el mundo se aleja de Dios hasta perderlo de vista. De esta manera el hombre queda abandonado ante el vacío de una existencia sin proyecto, atenazada por la muerte y por la ausencia de un para qué.

Haría falta que al igual que Saulo, al caer a tierra, oyó la voz del Señor ¿Pablo por qué me persigues?, les ocurriera a muchos que no saben como puede influir Dios en la vida de una persona.

Margarita Toledano

margatoledano@terra.es