Mi hijo de 24 años, lleva tres arrastrando la pesadilla de buscar infructuosamente trabajo. En este tiempo se ha aficionado a las películas de terror y en su obligada ociosidad ve una tras otra.
La mañana del día 3 de marzo desayunábamos su madre y yo cuando vimos a mi hijo salir despavorido y aterrado por la puerta de la casa gritando una y otra vez: ¡no es basura, es asqueroso!.
Su madre como yo pensamos que estaría viendo alguna de sus películas favorita. Comprobamos que la pantalla estaba apagada y sólo se oían las noticias. Perplejos y asustados tratamos reiteradas veces, sin éxito, de contactar con él. Al fin, por la tarde recibimos su llamada, nos tranquilizó y aclaró que su conducta no se debía a sus aficiones cinéfilas, si no a que en las noticias había escuchado que la CEOE proponía un contrato para jóvenes sin indemnización por despido ni prestación por desempleo.
En ese momento lo comprendimos todo. Me apresuré a comunicarle que había sido un ejemplo y que esa ejemplar propuesta no sería llevada a cabo.
Mi aterrado vástago no me creyó y prefiere vagar por esos lejanos mundos a estos terroríficos sobresaltos. Y es que últimamente, independientemente de la edad, no ganamos para sustos.
Manuel Villena Lázaro