Pues mire usted no es una buena noticia. Durante la crisis bancaria de los años ochenta, el entonces gobernador Mariano Rubio diseñó un proceso de entrada de la banca extranjera: aquella entidad que quisiera trabajar en España debería pagar el tributo de adquirir un banco español en dificultades, asumiendo, por ejemplo, su plantilla.
Dejar que el ICBC se instale en España sin coste alguno, dedicándose, que es lo previsible, a captar dinero español para invertir en China y dinero de los inmigrantes chinos -en buena parte ilegales- que están fagocitando el pequeño comercio español a costa de explotar a sus propios conciudadanos- no parece una buena idea.
Al menos, que no les salga gratis.
Además, nuevamente cedemos en el principio de reciprocidad. China no permite la entrada de la banca española si no es de la mano de la banca china, es decir del Gobierno Chino, es decir, de los tiranos comunistas que rigen Beijing. El Santander, por ejemplo, que es el más agresivo de nuestros bancos en el exterior, ha sido uno de los más tardones en aceptar las condiciones de las autoridades chinas. Sabe que invertir allí supone poner todo el dinero, disponer de un pequeño retorno de beneficios y delegar todo el control.
¿Que los chinos, a cambio de esa asimetría invierten mucho en deuda española? Claro, con los intereses que ofrecemos cualquiera no lo hace.
¡Pero mira que somos lelos!
Eulogio López
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