El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, ha anunciado una inversión de 31.626 millones de euros para el Plan de Empleo 2004. Una cifra que afectará a 1.460.000 parados y que supone un incremento del 9,6% en relación a lo invertido en el año anterior. El objetivo de empleo para la población entre los 15 y los 64 años será del 61,1%, un 48,5% en el caso de las mujeres. Se busca recortar las distancias entre la tasa laboral de hombres y mujeres, fomentando la inversión en guarderías en el centro de trabajo.
Además, por primera vez, un desempleado podrá acceder a las ofertas de empleo de toda España, ya que el programa SISPE -que comenzará a estar operativo el próximo mes de noviembre- integrará las ofertas existentes en todas las oficinas de empleo del INEM. Hasta ahora, un desempleado sólo podía acceder a las ofertas de su propia oficina. De esta forma, se trata de incentivar la movilidad geográfica a través de un mecanismo vigente desde hace años en los servicios privados de búsqueda de empleo.
Por otra parte, el Gobierno se plantea como objetivos el fomento del contrato a tiempo parcial, la contratación indefinida, la lucha contra la temporalidad, el refuerzo de la Inspección de Trabajo y la transparencia en el mercado de trabajo. O sea, lo de siempre, "vehiculado" a través de 1.717.183 acciones directas de actividades de inserción, inserción social y subvenciones a la contratación. Eso sí, como siempre, actividades nacidas del diálogo con las CCAA, entes locales, interlocutores sociales y ONGs.
Más interesante resulta que Caldera se haya comprometido a que en 2005 se creen entre 320.000 y 340.000 nuevos empleos en coherencia con el cuadro marco presentado por Solbes, que contempla la creación de 332.000 nuevos empleos. Con el permiso del crudo, claro. ¡Ah! Y además, Caldera -en un ejercicio de autocomplacencia- señala que se está creando más empleo que en 2003 y que el objetivo es "profundizar" en esa dirección. Porque, según Caldera, se puede mantener y hasta acentuar en el próximo ejercicio.
