El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, se encuentra muy molesto con las críticas de fracaso a la regularización de inmigrantes. Ya puestos, también le molesta que se hable de regularización y prefiere hablar de legalización", puesto que, en su opinión, se trata de regularizar a aquellos trabajadores extranjeros que ya están trabajando, "no de dar permisos de residencia a quien tenga un simple billete de autobús como se hizo antes". Enciende el ventilador don Jesús.
Además, Caldera informa que el pasado jueves 3 se alcanzaron los 100.000 expedientes y que será el próximo 7 cuando, pasado un mes del comienzo del proceso, se realice una valoración. No obstante, ya adelanta que el Gobierno nunca se hizo previsiones, para anunciar posteriormente que, al ritmo que vamos, probablemente se superen las previsiones gubernamentales de "legalizar" a 300.000 trabajadores. ¿En qué quedamos, había o no había previsiones?
La verdad es que el chico ha estado un tanto torpe, nervioso, revisando los papeles y cometiendo errores de principiante. La "vice" le miraba condescendiente. O no. El caso es que Caldera anuncia nuevas dotaciones de oficinas y medios para la semana que viene, pero resulta que no será para la semana que viene sino para el próximo 1 de abril. Se contratarán 200 personas y se incrementarán los medios para la atención telefónica.
En relación a las largas filas, Caldera informa que no existen colas, sino "citas previas" especialmente en Madrid, con el objeto de evitar las aglomeraciones. "Todo está funcionando sin ningún problema", concluye el ministro. Me da tanto miedo como cuando mi fontanero pronuncia la misma frase.