Sáinz de Vicuña entró en el despacho de Pablo Garnica Mansi, entonces presidente de Banesto, primera entidad del país.
-Presidente, vengo del Banco de España y vengo escandalizado. Me han enseñado las cifras de pérdidas: un desastre. ¿Cómo se pueden hacer la cosas tan mal?
Don Pablo, se le volvió y dijo: ¿Cuánto dices que han perdido? ¿Qué tamaño tiene Banca Catalana?
Su colaborador respondió a ambas cuestiones y don Pablo concluyó:
-Pero hombre, no seas ingenuo. Ese dinero no se puede perder: eso es que se lo han llevado.
Banesto fue fundado por franceses pero era el arquetipo de la banca española. Recuerden a personajes como Pablo Garnica, que se iba a su cada a comer con las peticiones de crédito en la cartera para verlas una a una. Unos antiguos, oiga.
Aquel Banesto que Mario Conde y los intereses políticos llevaron a la ruina, se benefició el comprador, el Santander. Emilio Botín hizo el negocio de su vida. Y hay que reconocer que Alfredo Sáenz, su mano derecha, saneó bien la entidad en la parte que le correspondía (aunque fue el dinero público quien hizo el resto). Pero, una vez saneado, lo cierto es que Banesto comenzó al languidecer.
Emilio Botín intentó entonces el pelotazo:
Engordar Banesto para venderlo, pero le pilló la crisis. O todo o nada, era la opción, así que, como no era posible del todo -venderlo- decidió comprarlo. ¿Para qué si ya era suyo en un 90%? Pues para poder hacer una reconversión que conlleva el cierre de 700 oficinas (total de 1.700) y una reducción de plantilla (8.300 trabajadores en total, que será más o menos paralela al cierre de oficinas). Si cierra el 40% de las oficinas -aunque no todas serán de Banesto-, no sería extravagante pensar que va a echar a la calle al 40% de los trabajadores: ¿680?
De Banesto podemos sacar muchas lecciones pero hay una que resulta evidente: los movimientos corporativos benefician a los especuladores y las cúpulas bancarias. Perjudican a tres colectivos sin importancia: accionistas, trabajadores y clientes.
Eso sí, Emilio Botín -genio y figura- ha saludado la medida con entusiasmo. Según él, "lo importante es que los empleados de Banesto podrán desarrollar su carrera en el extranjero". Esto, seguramente, les consolará.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com