El lío de Ryanair destapa un negocio montado sobre el dinero público
No es lo mismo caso, pero el lío de Ryanair, que se niega a dar validez a las reservas realizadas por Internet en centrales de compra ajenas a su página, ha puesto de manifiesto el trasfondo de las aerolíneas de bajo coste, que si bien han contribuido la desarrollo del sector no es menos cierto que falsean la competencia.
El método más habitual consiste en subastar aeropuertos a las comunidades autónomas. Así, las bajo coste convocan a las autonomías y les pide que hagan oferta -es decir, que subvencionen- si comienza a mover su aeropuerto. Es famoso el acuerdo de Air Berlín con el Gobierno asturiano para unir el aeropuerto de Avilés con Europa: vía Mallorca, claro está.
En resumen, la compañía se compromete a mover un número de pasajeros en un aeropuerto y a cambio la comunidad autónoma subvenciona a la compañía. Es decir, que los contribuyentes pagan parte del billete a los usuarios... y parte de los beneficios de Ryanair.