Creo haber contado alguna vez que el presidente del Banco Santander, Emilio Botín, recibió en cierta ocasión a los representantes de la agencia de riesgo Moodys sentado y con las pies encima de la mesa. Se escandalizaron mucho, quizás porque no entendieron que el gesto de don Emilio no es de chulería que sí, que es bastante chuleta, pero no en esta ocasión-, sino para dejar claro que tenía que aceptar su chantaje y ser analizado, pero que el que conocía el banco era él, no los agentes de Moodys.

Ahora, las dos primeras agencias de riesgo del mundo, S&P y Moodys, la han cogido con Turquía y con España. A nuestro país le advirtieron unos meses atrás que tenía que reducir su déficit público y ahora, como consecuencia en parte del ajuste decretado para reducir ese déficit, nos advierten que tendrán que reducirnos el rating porque no crecemos lo suficiente. Es el viejo aforismo del cara, yo gano; cruz, tú pierdes.

Las agencias de riesgo se parecen al Estudio General de Medios (EGM) que mide las audiencias en radio. Nadie se lo cree pero si no te apuntas, y pagas al EGM, te arruinas por faltad e publicidad.

Y el chantaje es global, y no ha decrecido por más que S&P y Moodys, y Fitch, hayan metido la pata durante la pasada crisis, que ni intuyeron ni les sirvió para rectificar. En definitiva, los países y empresas pueden renunciar a pagar al chantajista pero entonces no podrás emitir y, en algunos mercados, ni tan siquiera cotizar.

Eulogio López

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