• Tras el visto bueno del Congreso, sólo queda el del Senado para terminar de aforar a Don Juan Carlos.
  • Las 'urgencias' y los argumentos del Gobierno dejan solo al PP en su defensa del Monarca.
  • El resto se apuntan al 'disenso', con la abstención (PSOE y CiU) o con el rechazo de plano, sobre todo los republicanos.
  • El 'caso Nóos', cada vez más sorprendente: el fiscal Horrach recurre el auto del juez Castro, que está lleno de "juicios de valor basados en suposiciones".
  • Dice más a favor de la Infanta Cristina que el equipo de abogados defensores de Miquel Roca.
  • José Castro, que calla poco en general, sólo dice hoy que sí, que ha leído el recurso, nada más.
  • Día de contrastes: Artur Mas cena con Felipe VI el mismo día que el Parlamento de Cataluña pide un referéndum, otro, sobre la continuidad de la monarquía.
  • Y más sorpresas en medio del Pleno del aforamiento: Rubalcaba, presente, anuncia que deja el escaño, y Rajoy, ausente, habla desde Guinea (una dictadura) para la Cumbre de África.

El patio, en general, no puede estar más revuelto en este país cainita donde los haya. La monarquía sigue mandando informativamente, por los dimes y diretes del 'caso Nóos', un culebrón, y el dichoso aforamiento de Juan Carlos I (-en la imagen, junto a algunos de los miembros aforados-el que suscribe se pregunta, por cierto, cómo lo vera el ex Monarca desde su casa).

La cosa en general canta por soleares, lo vean como lo vean. Por ejemplo y sin abundar, el mismo día que Artur Mas se ve con Felipe VI -es esta noche, en una cena de un foro de la Fundación Príncipe de Girona, de la que son presidente y vicepresidente honoríficos, toma ya-, el Parlamento de Cataluña aprueba reclamar al Estado "un referéndum consultivo en torno a monarquía o república". Buen recibimiento, sí señor. Menos mal que Mas podrá esgrimir la abstención de CiU -que no oposición, guisa en la que ha estado sólo el PP- para justificarse ante el Monarca. Y otra cosa, ocurre todo esto el mismo día en el que Rubalcaba, presente en el Congreso, ha anunciado que deja su "mayor honor", el escaño, en septiembre, y en el que Rajoy, ausente en la Cámara, 'vendía' España en la Cumbre de África en Guinea, un país con dictadura.

Pero vamos por partes, que hay demasiados frentes. El aforamiento del Rey, por un lado, carrera meteórica del Gobierno a la que es difícil encontrar una explicación, y el 'caso Nóos', que expone desde hace días al escarnio público a una de las infantas, Cristina, hermana de Felipe VI y también hija del Rey que se quiere aforar.

El aforamiento es, como digo, cuestión de prisas del Gobierno y de silencios en la oposición razonable (en el coro republicano nunca hay sorpresas en esto asunto). El Pleno del Congreso ha aprobado el aforamiento, como estaba previsto, dando el visto bueno, precisamente, a lo que ha separado al PP del PSOE: el mecanismo. El PP quería una reforma de la Ley del Poder Judicial que otorgue esa 'dicha' a Don Juan Carlos y a parte de la Familia Real (ya lo saben, la Reina Sofía, Felipe VI, Doña Letizia y, de momento, Doña Leonor y su futuro esposo). El PSOE, sin embargo, quería un proyecto de ley propio "para que un instrumento de la democracia no vaya contra la democracia".  Un galimatías. Ya sólo queda el trámite del Senado para la aprobación definitiva -que entre el BOE, claro-, algo que sucederá hasta la sesión plenaria de la segunda semana de julio.

¿Cuál es el problema del disenso (palabrejo muy de la Transición) Que la iniciativa partió con cojera desde el principio. Sólo el PP aprobó el martes las enmiendas para la reforma legal en la Comisión de Justicia. El PSOE y los nacionalistas se abstuvieron, mientras que Izquierda Plural y UPyD se opusieron frontalmente. En el Pleno del Congreso de hoy no ha habido votaciones específicas sino en su conjunto. En otras palabras, que el disenso seguirá hasta que llegue al Senado. En suma, el aforamiento del Rey y parte de su familia sigue adelante con los votos del partido que gobierna y las dos minoritarias formaciones que habían apoyado sus enmiendas (Foro Asturias y UPN). O si lo prefieren, en positivo: el aforamiento real no encuentra el apoyo que quiere y como quiere el PP de los socialistas y CiU, que reiteran la abstención, y el rechazo de Izquierda Plural, UPyD, PNV, ERC, BNG, Nueva Canarias y Compromís-Equo.

Entramos ya en sorprendente 'caso Nóos'. Lo más curioso -relevante, inaudito, como quieran- no es el recurso, previsible, presentado por el fiscal anticorrupción Pedro Horrach contra el auto del juez Castro sino lo que han dicho o callado ambos. Toda España tiene en mente a la Infanta Cristina, imputada en la causa contra Iñaki Urdangarín por dos presuntos delitos fiscales y de blanqueo de capitales. Bien, Castro sigue emperrado en decir que es culpable y Horrach, en lo contrario. Qué quieren que les diga, se parece cada vez más a una guerra de guerrillas entre ambos.

Horrach, que se parece cada vez más -al menos en las formas- a uno de los abogados del equipo de Miquel Roca, que defiende a la duquesa de Palma, enfatiza en que "por supuesto que confío en que la Audiencia estime mi recurso. Decidirá lo que tenga a bien". O sea que lo que la Audiencia de Palma estimará es que su recurso es el bueno y el malo es el juez Castro y su auto. Y ha dicho más, que ese auto está lleno de "juicios de valor basados en suposiciones. Ataque directo contra la "falta" de elementos incriminatorios contra la duquesa de Palma.

¿Y qué ha dicho Castro, el otro en liza: nada. Ha callado, a pesar de lo que ha largado otros días. Bueno, en un alarde de generosidad ha señalado que sí, que ya ha leído el recurso de Horrach, pero nada más. Ni ha entrado al trapo de las acusaciones directas del fiscal, que juzga sus actuaciones y que "han ido encaminadas hacia el mismo sentido".

Mariano Tomás

mariano@hispanidad.com