El señor Silvio Berlusconi puede ser condenado a 8 años de cárcel por comprar jueces. Si realmente lo ha hecho, 8 parecen pocos años, un suspiro. A fin de cuentas, los roba-gallinas no tienen ni poder ni dinero suficientes para sobornar a magistrados, gente, que, como afirmaba aquel viejo periodista llamado Emilio Romero, "no se vende, se alquila", y no a bajo precio, digo yo. El sábado, Tele 5, propiedad del primer ministro italiano y de las muy católicas familias de Neguri, los Ybarra y los Bergareche, y presidido por el sensato, democrático y nunca bien loado Alejandro Echevarría, emitía otra necedad "llena de furia y rabia", en este caso contra Los Legionarios de Cristo y contra el Opus Dei.

 

Profundas investigaciones periodísticas del programa TNT de Tele 5 han decretado que el padre Maciel, fundador de Los Legionarios (o sea, unos tipos que son novios de la muerte y maestros de la vida, con dos… espléndidos pulmones para aguantar cualquier tornado), es un pederasta. Qué quieren que les diga, yo ya me sospechaba algo.. Y además, si lo dice Jordi González, que de él hablamos, un monstruo del periodismo, amén de pródigo en todo tipo de conocimientos y saberes, no seré yo quien lo dude. El Maciel se dedica a lo que se dedica.

Luego está Sanjosemaría, a quien ya tiene menos gracia baquetear, porque lo reiterado aburre, y las críticas al fundador del Opus Dei tienen tanta historia como la Obra, que fue fundada en 1928. Y nos lo decía un hombre serio, como es José Oneto, en los consejos de redacción del semanario Tiempo (primeros años 90). Lo primero que preguntaba:

 

-¿No tenemos nada fuerte para portada? (es decir, un escándalo).

 

Si no había chicha, inquiría:

 

-¿Alguna encuesta con mordiente? (es decir, sexual: comportamientos de los españoles en la cama, infidelidad femenina en España, cómo copulan en Lituania y otras cuestiones profundas).

 

Si la respuesta volvía a ser negativa, don José, profundamente conmovido (es propio de los grandes líderes tomar decisiones dolorosas), se veía obligado a concluir:

 

-Pues entonces, otra vez nos toca una de Opus.

 

Y vaya que si tocaba. Que si el Escrivá mató un cuñado por un marquesado, que si tenía un lío con la Madre Teresa, que no era una filántropo, sino un putón bervenero de mucho cuidado (hay que reconocer que tan lejos está de lo uno como de lo otro), o que el Opus controlaba el tráfico de cocaína entre Colombia y España a través de misales llegados a Barajas.

 

Pero ahora lo de Los Legionarios todavía tiene recorrido. Y hay que reconocer que los escándalos de pedofilia entre el clero estadounidense, absolutamente mínimos para lo que se ha contado, han hecho muy verosímil cualquier acusación de pederastia. Ya saben, no hay mentira más eficaz que la que se sitúa cerca de la verdad, que la que resulta verosímil. Así, como el padre Maciel empezó acogiendo niños de la calle, está claro que es un pedófilo. Y como Sanjosemaría predicó la santidad en medio del mundo, está claro que el Opus controlaba todos los Gobiernos de Occidente, y como la Madre Teresa se dedicaba a los moribundos está claro que la obra misma de las Misioneras de la Caridad constituyen una cortina de humo para esconder un portentoso negocio de servicios funerarios, un pastón oiga. Y todo con dinero negro, naturalmente.

 

Ahora bien, dicho esto: ¿Quién es el culpable de todo este desaguisado? Desde luego, don Silvio Berlusconi, que si no acaba en la trena por soborno de jueces, debería al menos ser condenado a treinta años en aquella inolvidable cárcel de papel de La Codorniz.

 

Del pobre necio de Jordi González, el ejecutor del emplasto, mejor no hablar. El pobrecito trata de imitar a Javier Sardá, pero no se le puede culpar de sus pocas luces. A Sardá sí, porque Sardá es mucho más culpable que González: Sardá es inteligente, tiene talento, y por eso su maravillosa obra de Crónicas Marcianas resulta mucho más miserable, pero al pobre Jordi

 

No, yo quiero señalar desde aquí a Los Legionarios y a la Obra como culpables, por lo menos conniventes, o como mínimo, negligentes. Quiero decir, que ni Los Legionarios de Cristo ni el Opu Dei pueden permitirse ahora el lujo de elevar una protesta, o de demostrar la falsedad de las chorradas emitidas por Tele 5 en el famoso programita. No, tienen que golpear en la cabeza, o mejor en el bolsillo, irse a los tribunales y plantear la cuestión en toda su crudeza. Lo bueno que tiene un sumario es que rememora todo lo ocurrido. Eso puede ser terrible para las víctimas de una violación, o de cualquier otro atentado contra el honor, pero es necesario. Es la única manera de parar a los Berlusconi, a los Ybarra, a los Bergareche (los mismos que han permitido esta chapuza son los que ponderan en el diario ABC sobre el bien y el mal todos los días), a Alechu Echevarría, presidente de Tele 5. A los tribunales con ellos. Si hay que airear la intimidad de una institución, pues se airea, pero a estos tipejos hay que pararles, porque si no se crecen. Como son muy progres, no temen a Dios, pero su pavor a la ley de los hombres es famoso en el mundo entero.  

 

Hay un precedente de la misma cadena, que demuestra por qué hay que detener a estos tipejos a los que yo, como periodista, no quiero en esta profesión. Recientemente, en otro de los maravillosos programas de engendro Tele 5, se aprovechó un testimonio anónimo para llamar narcotraficante al ahora ex presidente de Repsol YPF, Alfonso Cortina. Éste se cogió un rebote curioso, y llamó a Alechu Echevarría, amenazando con presentar una querella contra el canal. Alechu no sabía cómo salir del asunto, pidió perdón varios cientos de veces. Intervino el hombre de Berlusconi en España, Paolo Vasile, otro que nunca encuentra tiempo para pensar en la telebasura, y solicitó mil disculpas, aludió al secreto profesional para no revelar a la fuente… y consiguió que a Cortina se le pasara el cabreo sin tan siquiera conseguir una rectificación de los canallas que perpetraron el hecho, que siguen presentando, como si tal cosa, un programa de máxima audiencia.

 

Cortina es culpable de no querer darse un mal rato, y el Opus Dei y Los Legionarios lo serán de no llevar a los tribunales a un programa calumnioso, injurioso, que abusó de cámaras ocultas, tergiversó hechos probables y acusó de pederasta a un sacerdote. Si no lo hacen, serán víctimas pero también culpables.

 

Ahora que Tele 5 quiere entrar también en la televisión local, para esparcir su categoría profesional por el nuevo canal, la querella judicial urge. Es de justicia pero, sobre todo, como diría un castizo, es lo suyo.

 

Eulogio López