La candidata más famosa de toda la historia electoral norteamericana
Por pura casualidad, los demócratas del legislativo consideran vital para el futuro de los Estados Unidos investigar si Sarah Palin, candidata republicana al Vicepresidencia, instigó el despido de su cuñado policía.La guerra fría, la crisis financiera más importante de los últimos 100 años, el desastre de Irak o el terrorismo no son cuestiones tan importantes como ésta.
Insisto, nunca había visto una campaña de linchamiento, de caza del hombre, en este caso de la mujer, como el de Sarah Palin, la vicepresidenta más famosa de toda la historia electoral norteamericana. En su vacío intelectual -como advirtiera Palin es su primer discurso, la palabra que mejor defina al popular Obama es la de "vacío", Obama puede destrizar a McCain, cuyas cicatrices de guerra no son suficientes para llegar a la Casa Blanca, pero no puede con una madre de cinco hijos que cree en algo. Porque esto es lo que diferencia a Palin de McCain, de Obama y de Biden: que cree en algo. Y ante algo tan sólido como un principio, toda la retórica hueca del candidato demócrata se disuelve.
¿De qué va a depender las elecciones norteamericanas? Pues del efecto Boomerang que el ensañamiento de Obama, no con su contrincante, sino contra la ayudante de su contrincante, puede provocar en el electorado. Insistimos: Palin no mató a Manolete.
Por lo demás, el reto de los candidatos es ahora la crisis financiera. Y aquí Obama ha cometido otro fallo de gran envergadura. En lugar de dar su receta contra la crisis ha preferido optar por encontrar un culpable, que, naturalmente, es George Bush. Pero al electorado no le gustan los fiscales sino los que solucionan problemas o al menos aportan sugerencias. McCain ha fichado a otra mujer como asesora económica. Carly Fiorina. La que fuera Ceo de la segunda multinacional informativa del mundo (HP), que realiza los éxitos de fusión con Compaq, también tiene mi aprobación (aunque no la familia fundadora mecenas del aborto) porque se fue a casa sin elevar la voz con 21 millones de dólares, y no por presentar números rojos sino por incumplimiento de objetivos. Poco antes, otra empresa mucho más pequeña, llamada Santander, jubilaba a su presidente José María Amusátegui con 44 millones de euros y a su consejero delegado, Ángel Corcóstegui, por 110 millones.
Fiorina propone una reforma de Wall Street que otorgue más poder a los reguladores -la poderosa SEC, que esta vez ha hecho el ridículo- y una mayor exigencia de transparencia a las bancas de inversión.
La verdad es que Fiorina no ha ido al fondo de la cuestión, que es la especulación creciente de Wall Street donde el mercado secundario representa un 99,5% de todo el flujo de dinero, pero al menos propone algo. Obama se conforma con buscar un culpable que, además, ya es "pato cojo".
Eulogio López
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