Posiblemente sea una de las grandes ganadoras de los Oscar de este año, tras su triunfo en los Globos de Oro, lo que está claro es que La ciudad de las estrellas es un estupendo y agradable musical. En Los Ángeles intentan triunfar dos luchadores: una actriz en ciernes y un pianista de jazz. Ella pretende que alguien descubra su versátil talento en cualquiera de los numerosos casting a los que se presenta, él quiere convencer al público de que hay hueco para el jazz tradicional. Tras una serie de desencuentros vivirán un romance que será fundamental para ambos. El director Damien Chazelle, como en su anterior film Whiplash (una genialidad), sigue manifestando su amor por la música rodeado de un equipo de grandes profesionales. Entre todos cabe mencionar al  compositor Justin Hurwitz, a los letristas Benj Pasek y Justin Paul, especializados en musicales de Broadway y a los que suele llamarse los Rogers y Hammerstein del siglo XXI; y a la coreógrafa Mandy Moore, conocida hasta el momento por su trabajo en televisión. También de muy afortunada puede catalogarse la elección de una maravillosa Emma Stone, que demuestra que es capaz de tener amplios registros interpretativos, y de Ryan Gosling, recordado por títulos dramáticos como Los Idus de marzo  o El creyente y del que nunca imaginamos que pudiera bailar de forma tan elegante. Sobre ellos reposa todo el peso de la trama, que discurre de forma ligera y amable. Todos ellos, gracias a su trabajo, plasman en imágenes este bonito musical que viene a ser una carta de amor a la ciudad de Los Ángeles, un recordatorio del cine musical clásico (que se nos brinda en sencillos pero vistosos números), al mismo tiempo que rinde un homenaje a todos aquellos que luchan por cumplir los sueños artísticos. Para: Los que les gusten las historia optimistas. Imprescindible para los amantes de los musicales Juana Samanes